En estos días celebramos el aniversario de la Revolución de Mayo (25 de mayo de 1810), que significó la formación del primer gobierno patrio y el inicio del camino hacia la independencia y la formación de la República Argentina como país. Se recuerdan muchos hechos históricos de esa época, pero poco se sabe del desarrollo de la educación y la ciencia a partir de ella.
En ese momento había un importante desarrollo científico en el mundo, de la mano de Charles Darwin (teoría de la evolución), Alessandro Volta (electricidad), Antoine Lavoissier (química) y James Watt (máquina de vapor). Argentina no sería ajena a esto por mucho tiempo.
Cuando se habla del inicio de la ciencia y la educación en Argentina se piensa en Domingo Faustino Sarmiento quien, durante su presidencia, fundó el Observatorio Nacional Argentino (hoy Observatorio Astronómico de Córdoba), la Academia de Ciencia de Córdoba, lo que hoy es el Servicio Meteorológico Nacional, escuelas, bibliotecas populares, etc. Aunque él fue un gran impulsor de la ciencia y la educación, antes ya había escuelas y universidades.
Mucho tiempo antes de la Revolución de Mayo se había fundado la Universidad Nacional de Córdoba (1610) y después la Universidad de Buenos Aires (1821). Su funcionamiento fue bastante inestable hasta mediados del siglo XIX. En esa época se incorporaron estudios de Ciencias Exactas y Naturales y comenzaron a llegar científicos de otros países, fundamentalmente de Europa y Estados Unidos. Hasta ese momento en las universidades se dictaban carreras como abogacía, letras y filosofía. En 1822 se había creado la Academia Nacional de Medicina.
Esto hace pensar que a mediados del siglo XIX había un desarrollo importante de la ciencia en Argentina.
Pero no todos los desarrollos científicos son productos de la actividad académica. Hay ciencia que nace de las tradiciones y muchas veces es muy rica. Algunos pueblos originarios tenían un importante desarrollo tecnológico en relación al uso y manejo del agua, tanto para riego como para uso doméstico y tenían muchos conocimientos del cielo. También tenían un gran desarrollo en lo relacionado con la agricultura y la crianza de animales.
Quizás lo que más curiosidad causa es la medicina ancestral. Esta actividad sigue la metodología de la ciencia y no tiene nada de mágico. Ella usa elementos naturales, mucho de espiritualidad y no solo trata de aliviar los síntomas, sino atacar las causas que producen los distintos padecimientos. Se estudia la medicina ancestral y actualmente se usan sus conocimientos y productos, fundamente en la medicina natural.
También hay una medicina familiar que se transmitió de generación en generación, que tiene su sustento científico. En algunas familias todavía se usan.
La Revolución de Mayo y otros hechos posteriores, que llevaron a la construcción de nuestro país, fue mucho más que independizarse políticamente. Argentina comenzó a avanzar en educación y en ciencia, con un esfuerzo enorme, siguiendo sus propias ideas.