En el contexto del Día Mundial de la Horticultura (17 de mayo), las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recordaron que las buenas prácticas agrícolas (BPA) son esenciales en el modo de producir y de procesar estos productos agropecuarios.
Estas acciones apuntan a que los procesos de siembra, de cosecha y de poscosecha de los cultivos cumplan con los requerimientos necesarios para una producción sana, segura y amigable con el ambiente. Las BPA permitirán mitigar los peligros biológicos, físicos y químicos que pueden estar presentes en estos productos, sobre la base de criterios de aseguramiento de la calidad higiénico-sanitaria.
Durante los últimos años, el consumo de alimentos da muestra de una tendencia creciente respecto de la exigencia de la inocuidad y de la calidad de los alimentos que se comercializan. En este rubro, se encuentran, principalmente, las frutas y las hortalizas.
La horticultura argentina se caracteriza por su amplia distribución geográfica y por la diversidad de especies que produce. Se destacan por tener gran valor alimenticio debido a sus contenidos en vitaminas, minerales y fibras, por lo que constituyen una fuente nutritiva básica para una dieta diaria equilibrada.
Mediante una resolución conjunta se estableció la incorporación al Código Alimentario Argentino (CAA) de las buenas prácticas frutihortícolas obligatorias. Esto implica que toda persona física o jurídica responsable de la producción de frutas y hortalizas deberá cumplir con las buenas prácticas agrícolas cuando se realicen actividades de producción primaria (cultivo-cosecha) y de almacenamiento hasta la comercialización dentro del establecimiento productivo -a excepción de aquellos registrados como empaques-.
Para que un productor de hortalizas pueda implementarlas siguiendo la normativa vigente debe cumplir requisitos mínimos obligatorios de higiene e inocuidad.