Durante el congreso Maizar 2024, Bayer consolidó su firme compromiso con la producción de maíz en el país, enfatizando que, a pesar de los desafíos planteados por el complejo de achaparramiento del maíz, que se suma a los desafíos climáticos de las últimas campañas, es posible continuar cultivando con éxito. Con más de dos décadas de experiencia en el desarrollo de híbridos con buen nivel de tolerancia y adaptación, Bayer se consolida como el líder indiscutible en el mercado del maíz.

En medio de la preocupación generada por la propagación de la chicharrita, los productores están atentos a la expansión de la plaga. Aunque este insecto es endémico del norte del país desde 1990, recientemente se extendió hacia zonas donde no es común encontrarlo. Varias provincias, como Santiago del Estero, Chaco, Catamarca, Tucumán, Salta, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa reportaron la aparición de la chicharrita.

“A pesar de la presencia de la chicharrita, el cultivo de maíz es viable. Desde hace más de 20 años, en Bayer trabajamos campaña tras campaña en el desarrollo de híbridos adaptados a condiciones desafiantes, incluyendo la presencia del complejo de achaparramiento del maíz. La empresa cuenta con un programa de mejoramiento genético de híbridos subtropicales y templados, demostrando una alta tolerancia a esta enfermedad. Este compromiso continuo permitió ofrecer soluciones que garantizan la viabilidad del cultivo de maíz en diversas regiones de Argentina”, dijo Manuel Areco, gerente de producto de maíz de Bayer Conosur.

Añadió que la prevención es la mejor herramienta para manejar el complejo de achaparramiento del maíz, por eso desde Bayer recomendó que los productores realicen un monitoreo durante todo el ciclo del cultivo para evitar la reproducción del vector.

Con el compromiso de ofrecer soluciones holísticas al problema, Bayer promueve una estrategia de manejo integral y de buenas prácticas agrícolas, que incluye el monitoreo de las condiciones climáticas y las temperaturas invernales, la concentración de las fechas de siembra para reducir la presencia de hospederos, el control de plantas voluntarias, la utilización de genotipos con buen nivel de tolerancia y el manejo químico del vector con aplicación de insecticidas (semillas y foliares) sobre germoplasma tolerante para maximizar la eficacia y minimizar los impactos de la enfermedad.