A pesar de que la cirrosis se ha vinculado siempre a los hombres, la tendencia a desarrollarla empieza a igualarse entre ambos sexos y preocupa la cantidad de casos que se reportan en personas jóvenes. La Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) alerta que esta enfermedad podría convertirse en una epidemia en la próxima década.
¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando dejamos de consumir alcohol?Además de la cirrosis, otras enfermedades hepáticas pueden desarrollarse por la ingesta de alcohol, de las cuales muchas pasan desapercibidas. Sobre el tema, la Organización Mundial de la Salud resalta que no hay un nivel de consumo de alcohol que se considere completamente seguro.
Una vez ingeridas, estas bebidas se metabolizan en el hígado, donde pueden dañar el tejido de este órgano encargado de filtrar toxinas. Además, ciertos tipos pueden ser más perjudiciales que otras para este importante órgano.
Por su parte, el Instituto Nacional de Diabetes, Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés) explica que el abuso de alcohol puede llevar a la esteatosis hepática alcohólica, una acumulación de grasa en el hígado que señala daño hepático.
¿Qué bebida alcohólica es más dañina para el hígado?
El consumo de bebidas alcohólicas con alto porcentaje de alcohol conlleva una mayor ingesta de etanol, el cual es procesado por el hígado mediante enzimas específicas. Este proceso metabólico produce sustancias nocivas como el acetaldehído que pueden provocar daños a nivel celular, explica El Cronista.
De acuerdo a ese mismo portal, las bebidas que más afectan al hígado incluyen el mezcal y el tequila, con concentraciones alcohólicas que oscilan entre 35 y 55 grados.
Les siguen el vodka, el ron y el whisky, cuyos contenidos alcohólicos varían de 40 a 50 grados, y la ginebra que, aunque figura en último lugar, posee un rango de 40 a 47 grados de alcohol, y es igualmente perjudicial.
¿Cuánto tarda en recuperarse el hígado del alcohol?
El diario El País cita un artículo del profesor Ashwin Dhanda de la Universidad de Plymouth, quien advierte que ingerir alcohol regularmente en cantidades que superen las 14 unidades a la semana, lo que equivale a seis pintas de cerveza o seis vasos de vino, podría conducir a la acumulación de grasa en el hígado y, con el tiempo, provocar cicatrices y cirrosis hepática.
No obstante, menciona que la recuperación es posible: abstenerse del alcohol por dos o tres semanas puede resultar en una notable mejoría del hígado, y un periodo de abstinencia de varios meses puede provocar que el órgano regrese a la normalidad.