Está ideada para que se convierta en un clásico del atletismo de alto rendimiento. La tercera edición de los 21K de Yerba Buena de la mano de Sporting dejó en claro que el camino hacia obtener ese mote está firme. Casi 1.500 corredores animaron la brillante y despejada mañana en la que ganaron los santiagueños Felipe Neri Chávez y Gisela Díaz (ver aparte). Para ellos, atletas casi dedicados a pleno a la competencia, la media maratón se ajustó a la perfección de sus exigencias. Y hay otros deportistas (esos que llegan) y parecen que, como Chávez y Díaz, también ganaron.

En ese rango triunfal se posicionó María Victoria Romero Zambrano. Cuando se propuso correr la segunda distancia (los 10K) la idea pareció descabellada. “Me dijeron que estaba loca”, reconoció “Marivi”. Ella lo cuenta con calma para lo que en realidad fue. “Es que lo peor ya pasó. La quimio es una mierda (sic)”, dijo riéndose la personal trainer. Hace casi un año todo se detuvo en su vida porque le diagnosticaron cáncer de pleura. Calificarla de loca no viene tanto por el lado de volver a hacer deportes, sino por el cortísimo tiempo en el que volvió a competir.

La dama de 49 años tiene su grupo de entrenamiento “Marivi Trekking”, que obviamente tuvo que suspender cuando la diagnosticaron. Ni una de sus alumnas intentó sumarse a otro grupo. La esperaron. Por eso es que hubo tanta euforia desde afuera del predio; unas cuantas empezaron a hacer “bulla” con la bandera del team en la esquina de Las Rosas y avenida Perón.

Lo más conmovedor estuvo en la llegada. De las 20 que corrieron, todas lo hicieron por “Marivi” y más de la mitad participaron en una prueba de estas características por primera vez. “Cuando me llegó el mail de la carrera lo tomé como una señal y les dije que necesitaba que me acompañaran porque era un desafío para mí. Ellas están aquí por mí; por amor”, decía Romero Zambrano.

Los anteojos de sol, esos de corte deportivo que van de sien a sien, impedían ver las lágrimas que el tono de su voz delataban que estaban cayendo. “Tengo una frase: ‘el amor se demuestra con hechos’. Y eso es así; acá está”, siguió hablando emocionada la corredora que se aferraba a un ramo de flores gigante que le prepararon.

FELIZ. "Marivi" (con el ramo en manos) volvió a competir luego de ser diagnosticada con cáncer. FOTOS DE INÉS QUINTEROS ORIO.

El haber terminado los 10 kilómetros también fue tan festejado como un triunfo por Alan Cerezo y Benjamín Gerez. Ellos formaron un tándem que, por como se dieron las cosas, se llevó el triunfo moral. Cerezo es un atleta ciego, que en su condición debe correr con “lazarillo”. En su tercera participación de la media maratón, su acompañante se bajó a último momento. Para Cerezo, que no ve desde que nació a los cinco meses de gestación, ni se le cruzó por la cabeza no correr por las calles de Yerba Buena.

Descansó bien el día previo, durmió bien y se fue a Las Cañas, epicentro del evento. El anuncio llegó una hora antes de la salida de los 10K. “Necesitamos un lazarillo para un corredor no vidente”, dijo una vez Emiliano Almirón. Otra repetición del pedido por parte de Mariana Soler (la otra integrante de la dupla que condujo impecablemente el evento) y Gerez, que estaba haciendo su entrada en calor, apareció para cumplir la función.

La charla instructiva fue breve. Cerezo le dio un par de recomendaciones al atleta que conocía el significado de la función, pero nunca la había ejecutado. “Le tengo que agradecer porque pensaba que esa persona que me iba a acompañar sería demasiado competitiva para mí”, dijo Cerezo. Él también iba a competir, pero el temor pasaba por si iba a poder seguirle el paso a un corredor convencional si nunca antes haber entrenado a su lado.

“Nunca paré; me remarcó eso. Y por momentos lo llevé yo a él”, detalló Cerezo. Gerez le comentó que sí lo conocía, porque Alan jugó al fútbol en el complejo de Seoc, adonde también asistía el ahora “lazarillo”. “No lo dudé; me voy con una experiencia y una sensación muy linda. Su nivel físico me sorprendió”, destacó el corredor. Gerez había preparado su perfomance con las referencias concretas: apretar en el llano de la Perón, disfrutar en los tramos más pintorescos de la calle Bascary y volver a acelerar por el corazón yerbabuenense pasando por el Jardín Botánico del Parque Percy Hill.

Todo lo que había planeado lo pudo ejecutar sin inconvenientes junto a su nuevo amigo. “También fue una competencia más para mí. Me tuve que adaptar a lo que fue su ritmo, a los cambios de dirección que había. Con la cuerda lo fui guiando. Izquierda, derecha o nos manteníamos pegados. Lo felicité por su condición física, porque no bajó el ritmo nunca. Paramos solamente para tomar agua”, relató Gerez.

Tan bueno fue el trabajo conjunto, que Cerezo le aseguró que hizo mucho menos tiempo del que él esperaba. “Eso me dejó más contento”, afirmó el estudiante de Educación Física. “Fue una carrera para disfrutarla porque veníamos conversando, regulando... Él me decía todo lo que había”, describió Cerezo, que también tuvo un guía turístico a la par.

Como Alan y Benjamín, llegaron a la par los integrantes de la Asociación Down Is Up,  que reúne a padres con hijos con Síndrome de Down. “El año pasado participaron dos y esta vez fuimos más. Es muy significativo para nosotros porque pueden incluirse cada vez más en los ámbitos de la sociedad; inclusive en el deportivo”, celebró Romina Medina, la psicóloga del grupo.

A la profesional la escuchaba atentamente Milagros Martínez Devoto, que hace dos fines de semana fue una de las 25 protagonistas que jugaron el primer partido de hockey inclusivo. De aquí en más, reconocidas por la Asociación Tucumana, el equipo Arco Iris jugará en la programación oficial y, progresivamente, se formará su campeonato.

Lo mismo se mantendrá en los 21K de Yerba Buena. “Es una enorme alegría que se nos brinden estos espacios y que se nos abran más puertas”, indicó la profesional. El referente de la práctica adaptada en Down Is Up Tucumán es Joaquín Norelli, que recibió una distinción y ya se entrena con el especialista en gimnasia adaptada.

Como todos y seguramente muchos más que querrán sumarse en 2025, se entrenará buscando el triunfo propio por las calles de Yerba Buena.