Las bandas de tucumanos que actúan fuera de la provincia tienen todo planeado. Los “rompevidrios”, según las investigaciones a las que accedió LA GACETA, cuentan con un sistema perfectamente aceitado con el que hacen doler la cabeza a las fuerzas policiales de otras jurisdicciones. Estos son algunos detalles del modus operandi que ponen en práctica.
1- Los tucumanos se alojan en casas que están en las afueras de las ciudades, a las que acceden por medio de alquileres temporarios. No permanecen más de 60 días en el lugar, aunque el tiempo promedio es de 30 días.
2- Durante varios días realizan tareas de inteligencia para analizar el lugar donde actuarán. Normalmente cuentan con el apoyo de un delincuente local para que les informe sobre las características del terreno en el que concretarán los robos. Entre otras, un estudio detallado de los lugares para elegir a las víctimas y, principalmente, las vías de escape a las que pueden recurrir.
3- Un miembro de la banda hace tareas de inteligencia en el interior de un banco o en las inmediaciones de una financiera. Marcan a la posible víctima teniendo en cuenta el tiempo que se demora haciendo el trámite y si lleva o no una mochila. Le avisa a un cómplice que está en el exterior.
4- El segundo eslabón tiene como finalidad seguir a la persona que extrajo el dinero. A través de un celular informa a otros miembros hacia dónde se dirige. Normalmente, según las investigaciones a las que accedió LA GACETA, persiguen sigilosamente a la víctima. Informan las novedades a sus cómplices. Hasta le avisan dónde pusieron el bolso en el que transportan el dinero.
5- Después de recibir esa información, dos o más miembros del grupo que se movilizan en autos de alta gama -para no levantar sospechas- los persiguen informando el recorrido a dos cómplices que se trasladan en moto.
6- En medio del recorrido, definen el lugar donde cometerán el ataque. Generalmente lo realizan en semáforos de avenidas que tienen gran movimiento vehicular para facilitar el escape.
7- Después de haber concretado el robo, el ocupante que se apoderó del dinero, desciende de la moto y espera que sus cómplices que se movilizan en auto lo levanten. En cuestión de segundos suelen cambiarse de ropa para despistar a los posibles perseguidores.
8- Regresan a su escondite. Esperan uno o dos días y vuelven a realizar la maniobra. Los pesquisas creen que buscan otras zonas para evitar los controles de la Policía.
9- Una vez que realizan varios golpes regresan a Tucumán y, después de un tiempo, vuelven a viajar. Pocas veces repiten el destino, es decir, si actuaron en Córdoba, el siguiente destino será Mendoza o Rosario, por solo mencionar un ejemplo.
10- Con el dinero obtenido, adquieren vehículos para continuar concretando ataques. Evitan así la persecución policial.