Cuatro bandas de jazz de la provincia compartirán el primer festival del Lola Mora Cultural de Yerba Buena (Lola Mora 54), desde las 18 y con la organización de La Cúpula Producciones. Junto a la música habrá una muestra de artistas plásticos con sus proyectos individuales.

La propuesta tiene el atractivo especial de reunir distintos estilos dentro del género, con el desafío de disfrutar de la diversidad de sonidos dentro del tronco común. Pata I Chancho (Rony López en bajo, Javier Podazza en batería y Bruno Vita en guitarra) ofician de los veteranos de la fecha, mientras que Lissel Plaáte y La Creme (junto a la vocalista estarán Jorge Fabián Carrizo, Valerio Carrillo Badino, Noelia Natalí Antelo, Rodrigo Martín y Vita) aparece como la formación más joven. En el medio se cuela el jazz gitano de El Club de Mora (Belén Juárez, Gonzalo Baldassarri, Atilio Cabral, Silvio Rodríguez Aragón y Francisco Caballito Pérez) y la plena fusión de Los Niños del Latin Jazz (José Alan Nicolás Fernández, Víctor Manuel Herrera, Pablo Martín Mariano Gramajo, Nicolás Javier Bulzoni, Francisco Gramajo, Bruno Natale Solito y Daniel Agüero).

Rony López reivindica la convivencia de los diferentes estilos que se escucharán en el evento. “Tucumán tiene la particularidad de tener una cultura muy grande; que haya un festival que reúna esta diversidad es muy interesante, con sus variantes. Será muy bueno escuchar a los otros, porque abre el panorama de este estilo tan popular”, asevera.

El jazz, una forma de vida

“El jazz va mucho más allá de sus características musicales especiales como el uso de la síncopa, la insistencia rítmica o los timbres insólitos que son difíciles de encontrar en otros géneros. Lo sentimos como una gran forma de vida y de expresarse: no traicionarnos, no hacer caso a lo que nos digan y ser nosotros mismos para expresar lo que nos salga del corazón. Nos sentimos identificados en su libertad e improvisación, que define la vida misma”, afirma Nico Fernández por Los Niños...,

EL CLUB DE MORA. El grupo recupera grandes clásicos del jazz gitano.

El músico anticipa que los diferentes estilos de las bandas participantes convivirán “de manera armónica dentro del gran género que nos reúne; lo nuestro es una fusión de ritmos de origen cubano y brasileño con los elementos del jazz, que luego recibieron influencias de muchos otros países de América Latina”. “Cada uno tiene su manera diferente de expresarse, dentro del espíritu inclusivo del jazz”, añade.

Plaáte reconoce que será la primera vez que escuchará algunos de los otros grupos que actuarán. “Tuve la oportunidad de compartir con músicos de otras formaciones en diferentes proyectos y algunos grabaron conmigo. Tenemos amistad, pero confío en que todas las bandas sonarán buenísimo a partir de la misma raíz de música negra que le dio origen al blues, al soul y al jazz que hemos absorbido. Algunos de sus aportes llegaron incluso a nuestro folclore, a nuestras zambas, porque son muy enriquecedores y admirables, como lo son muchas cantantes como Ella Fitzgerald o Amy Winehouse, con juegos vocales”, remarca.

Rony López reivindica la convivencia de los diferentes estilos que se escucharán en el evento. “Tucumán tiene la particularidad de tener una cultura muy grande; que haya un festival que reúna esta diversidad es muy interesante, con sus variantes. Será muy bueno escuchar a los otros, porque abre el panorama de este estilo tan popular”, asevera.

Incertidumbres

Desde El Club de Mora, la incertidumbre acerca de cómo se desarrollará el encuentro es considerada una de “las partes más interesantes del festival, ya que cada una de las bandas tiene un estilo puntual y original lo que abrirá una pluralidad musical que al público y a los músicos les va a gustar y acerca de la que no se puede saber qué pasará ya nunca compartimos una fecha antes”.

LISSEL PLAÁTE. La cantante admira los aportes de cantantes del género.

“A algunos de nuestros colegas no nos conocemos personalmente; es lo lindo de esta propuesta, juntarnos y ver que sucede entre nosotros y con la gente, cómo es el intercambio y la retribución. Nos interesa del jazz y del arte en general, la posibilidad de romper un poco la tendencia, la monotonía, el algoritmo... vivimos en una época donde cada vez más dependemos de la rutina, lo establecido y la sobredeterminación; de modo que escaparse, encontrar un laberinto, improvisar, convertir un instante en algo impredecible es una forma de darle vida y sentido a todo lo demás. Es la posibilidad que nos de el arte y la música para conectar con los demás y con uno mismo”, concluye Belén.