El reloj marcaba las seis en punto cuando las campanadas de la Iglesia resonaron frente a la plaza. Junto a ellas se escuchó el estruendo de la pirotecnia, que durante algunos segundos tiñó con sus destellos amarillos el cielo gris de la tarde. Nuestra Señora de Luján había regresado a su templo tras recorrer con sus fieles las calles aledañas al barrio y al cabo de una hora y media la fiesta continuaba.

La brisa fresca no apagó las llamitas de los cirios encendidos en el altar principal dispuesto afuera de la capilla, para que pudieran oír la celebración de la misa las cientos de devotos que se hicieron presentes. A pesar de los 14° que marcó el termómetro ayer todos se congregaron a honrar a la Virgen María.

Tucumán volvió a demostrar su fe mariana, en una festividad que celebró a la patrona de la Argentina con agrupaciones gauchas custodiando la procesión, e intenciones especiales para renovar la fe y la esperanza, en un contexto social y económico que necesita de la ayuda de Dios.

María pasa por aquí

No fueron pocas las casas de Villa Luján que se adornaron para ver pasar a la imagen de María. Con globos celestes y blancos para simbolizar a la patria, o amarillos y blancos junto a guirnaldas, los vecinos plasmaron su espíritu de celebración por las calles que recorrió la Virgen.

La procesión partió a las 16.30 desde calle Don Bosco al 2.600 y los guías anunciaban: “Nuestra madre está pasando por…”, para luego mencionar las cuadras de Juan Luis Nougués, Santiago, Viamonte, Corrientes, Azcuénaga, Marcos Paz y Castelli, por las que caminaron los fieles.

En las puertas de los hogares muchos rezaban y otros tomaban gracia, al ver la figura de la Virgen de Luján aparecer en la tradicional carreta que la acerca a sus fieles desde hace 123 años.

“Como desde hace 20 años, vengo a agradecer todos los favores que recibo de María”, mencionó Ana González, a LA GACETA, mientras camina con un rosario en la mano y mucha fe en el pecho. “Hay mucho para pedir, sí, pero en su fiesta prefiero venir a decirle gracias a mi madre”, contó.

ORACIÓN POR LA CULTURA. Se la acompañó con las chacareras.

Don Julián Gómez es jubilado y camina al lado de su hija y de su nieto. “Venimos todos los años, y esta vez le queremos rogar a la Virgen por más trabajo. Mi yerno está pasando un mal momento y necesitamos una mano”, comentó.

Mientras que Lourdes Escalante cuenta que se acercó a pedir por sus estudios. “Es la primera vez que vengo. Estoy cerca de recibirme de profesora y quise venir a recibir la bendición de la Virgen para esta última etapa de mi carrera”, dijo.

Tiempo de preparación

El padre Enzo Ramírez es párroco de la Iglesia que celebró su fiesta el domingo, y afirmó que era un día de inmensa alegría, que además daba inicio a un tiempo especial.

“Con la Eucaristía vamos a empezar a vivir momentos importantes, ya que comenzarán los dos años de preparación para el jubileo de nuestra parroquia. Cumpliremos los 125 años”, adelantó.

“Por eso, este año elegimos el lema ‘Con María de Luján seamos misioneros del reino’, para que empecemos a llevar la buena noticia a los demás. Será un tiempo de formación y de salida con una iglesia que queremos hacerla e insertarla bien en la comunidad”, detalló Ramírez.

El sacerdote también puntualizó que entre los pedidos que los tucumanos le hicieron a la Virgen este año, además de salud, se solicitó también por justicia. “Vivimos tiempos difíciles donde la falta de justicia y de verdad lleva a que haya mucho desaliento en la comunidad y eso es lo que la gente más pide”, puntualizó.

NUNCA FALTAN. Las agrupaciones gauchas rindieron homenaje a la Virgen.

Por último, Ramírez dejó un mensaje para la sociedad en el que reflexionó: “les pido a todos que volvamos la mirada y el corazón hacia Dios, porque no podemos vivir sin Él”.

“Es por eso que durante este 2024 tenemos un año de oración, para que nosotros también podamos acrecentar nuestro encuentro con Cristo y por medio de las plegarias consigamos sostenernos mutuamente”, remarcó.

Bendiciones para todos

“Se nos perdió un Obispo, entre la multitud”, dijeron con picardía los guías, en un tramo de la procesión. Es que monseñor Carlos Sánchez participó de esta fiesta y en medio de la peregrinación decidió no quedarse quieto y acercarse a cada uno de los asistentes para bendecirlos.

EL MOMENTO DE LA MISA. Tras la procesión por las calles de Villa Luján se ofició la ceremonia. El altar se montó en la puerta del templo. LA GACETA / FOTOS DE INÉS QUINTEROS ORIO

Sánchez acercaba sus manos a quienes participaban de la caminata, pero también se aproximaba a los vecinos que salían de su casa para saludar a María y les comentaba: “les dejo mi bendición”.

Durante el recorrido, todo estuvo perfectamente planeado, y se realizaron varias oraciones especiales: una por la cultura y el arte, con una chacarera incluida; otra por la salud, en la que se invitó a profesionales sanitarios a acercarse a María; y una por los docentes, que fue leída por varias educadoras.

“Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera”, reza la oración a la Virgen “Gaucha”, que fue honrada durante una jornada que dejó muestras de fe y súplicas por un país mejor, bajo el manto protector de la advocación de Luján, que una vez más escuchó a su pueblo. (Producción periodística: Ariane Armas)