Mejor, mucho mejor en la tabla que en la cancha. San Martín dejó pasar una nueva chance y perdió la cima luego del triunfo de San Martín de San Juan frente a Agropecuario. Así, cayó a la segunda posición de la zona “A”.

De hecho, en un “meritómetro” virtual, el modesto Tristán Suárez hizo más que la visita para romper el cero en el estadio 20 de Octubre en la tarde de un sábado con poco fútbol y escasísimas emociones en el partido de Ezeiza.

Es verdad que el equipo de Diego Flores lleva siete partidos sin perder y dos sin convertir goles. Tanto como generó poco y nada frente a un rival de presupuesto mucho menor, y su performance parece venir en declive.

Una oportunidad para Mateo Acosta. Después de repetir equipo ante All Boys, el “Traductor” entendió que era momento de mover al menos una ficha en el once inicial. Entonces, Lautaro Fedele afuera, Acosta adentro.

De arranque, hasta tres cuartos, San Martín se las ingeniaba con la pelota. Pero de profundidad ni hablemos. El arquero Joaquín Mendive ni se despeinó durante todo el primer tiempo. De hecho, el primer desborde sobrevino a los 42 minutos, a través de Juan Cuevas.

Al costado de la línea de cal, José María Martínez, el entrenador que el “lechero” estrenó en su victoria del domingo pasado ante Chacarita Juniors, se parecía más a Marcelo Bielsa que el ex colaborador del “Loco”.

En contraposición al repelente y los mosquitos que volvieron a escena en estos días en el Área Metropolitana de Buenos Aires, en torno a Flores no se movía una mosca: el técnico “santo” observaba atentamente las acciones sin emitir sonido ni realizar gestos.

Es curioso, porque su equipo no pisó el área hasta pasado el minuto 25, con una habilitación a Acosta que el ex Huachipato no pudo aprovechar.

Es cierto que Tristán Suárez es un equipo limitado, pero disimuló su falta de ideas con enjundia, traducida en presión alta y jugadas directas.

El “lechero” consiguió inquietar a Darío Sand varias veces de pelota parada, y con alguna que otra incursión de sus delanteros Ángel Almada y Agustín Lavezzi (este último el artillero de la Zona A, siempre peligroso y al acecho).

De hecho, sobre el epílogo de la primera etapa, fue Tristán Suárez el que merodeó el gol, primero con un cabezazo de Lavezzi en offside, luego con una falta sobre Sand en el área chica, más tarde con otro cabezazo del sobrino de Ezequiel Lavezzi (este sí valía y se fue rozando un palo), y finalmente con un remate de Pablo Ruiz contenido por el arquero visitante, que en el sur del Gran Buenos Aires otra vez se hizo gigante.

Sobre todo en el arranque del complemento, cuando Sand le sacó una terrible pelota al mismo Ruiz, casi un penal. Al volver del intervalo, Flores se acercó a Fedele, parecía preanunciar una entrada en campo que se demoró poco más. El diminuto delantero reemplazó a un Cuevas visiblemente molesto por el cambio, una de las pocas promesas de desnivel.

Y fue también la hora de Pablo Hernández, y más tarde de Iván Molinas y Gonzalo Klusener. Pero simplemente fue más de lo mismo. Apenas si San Martín se adelantó unos metros más en el campo, pero no logró generar una sola situación clara de gol. El anfitrión tuvo un par de netas, incluido un gol anulado a Almada con polémica.

Cuando Ariel Penel pitó el final, las transmisiones partidarias del “lechero” comentaban lo poco que había mostrado un grande del interior como San Martín en su primera visita en la historia a Tristán Suárez.

El “Traductor”, convertido en “Contador”, al igual que San Martín, suman y siguen, por ahora alejados de toda belleza.