Sin saberlo inicialmente, su ausencia fue más larga de lo esperado. Pasaron 11 años desde la última vez que Donato Grima expuso sus obras en Tucumán, período que estuvo lejos de implicar un parate creativo o una falta de inspiración sino, simplemente, un desarrollo diferente.

Ese paréntesis -que evidentemente siente extenso aunque no se diga en forma expresa- se cerrará esta noche, cuando cuadros de factura recientes conformen la muestra “13 Relatos Visuales. El arte no ha muerto”, que a las 21 se inaugurará en el Centro Cultural Aconquija de Yerba Buena (avenida Aconquija 1.978), en una propuesta de la Fundación Contemporánea.

“La exposición de obras de los últimos años nos obliga a ver la realidad que relata en cada lienzo con una variedad de técnicas que impide que se repitan. Artista de destacada trayectoria en el campo de las artes plásticas ha expuesto sus obras en museos y galerías de Europa, Estados Unidos y Sudamérica”, comienza la presentación formal de Grima, que luego abunda en los premios recibidos y su trayectoria. Lo que no se dice encierra mucho más aún, como el hecho de que un salón anual dedicado al dibujo lleve su nombre.

El momento elegido para el regreso a las paredes respondió también a una instancia particular. “Estas obras fueron expuestas en algunos casos hasta tres años en la galería que me representa en Buenos Aires, y me llegaron hace un mes. Son de distintos temas que abordé para cada exposición en particular; son trabajos que en su momento respondían a una temática en particular. Hay sobre la pandemia; sobre Jorge Luis Borges; y también sobre los sueños que llevaron a cada creador a soñar sus obras, sus ficciones, lo que me interesa en especial. Por ejemplo: ‘El día que Cervantes soñó al Quijote’, “El día que Kafka se soñó o ‘El día que Berlioz soñó la Sinfonía Fantástica. Estos son temas que vengo trabajando desde hace un tiempo. Es ficcionar con imágenes sobre la ficción de cada autor”, le dice a LA GACETA.

TRAS LA PANDEMIA. Donato Grima trae cuadros creados en los últimos años.

“También estoy trabajando el tema de las mujeres de la Biblia desde hace más o menos 20 años. Son muchos por la riqueza histórica de cada personaje. Tomé de referencia 39 mujeres -27 del Antiguo Testamento y 12 del Nuevo-. Algún día lo terminaré. Trato de hacer mi obra sin stress, aunque Ilya Prigogine dice que somos stress y memoria”, agrega.

- ¿Qué períodos abarcás en esta muestra?

- No tiene un carácter retrospectivo para ordenarla por períodos; son 13 relatos visuales de distintos temas, parte de varias exposiciones previas que obviamente quedaron sin un hilo conductor. Muchas obras se vendieron porque este es mi trabajo y vivo de él. La del Centro Aconquija es una sala muy bonita, donde se pueden colgar no más quee estas obras por el tamaño que tienen algunas.

UNA TRAGEDIA GLOBAL. “El amor en tiempo del coronavirus IV”.

- ¿Cómo definirías tus trabajos actuales?

- Es difícil ser preciso en una autodefinición del propio trabajo; uno siempre recibe opiniones distintas, dependiendo de quién es tu interlocutor. Cada ser humano tiene una cuerda sensible que vibra de diferentes maneras. No todos se conectan con la obra. Y eso es válido para todas las cosas. En mi caso en particular, son resultados de reflexiones sobre lo que hago. Una mirada es suficiente para encontrar un hecho disparador que te haga volar.

- ¿La pandemia ha sido un episodio inspirador?

- La tragedia no inspira. En todo caso te sacude y te hace reflexionar. La muerte es algo terrible y lo más terrible es que murieron personas que vivieron para morir acompañados y solo se volatilizaron en absoluta soledad. El amor era furioso y vehemente; en cada orgasmo querías atrapar la eternidad y escapar del virus maldito. Toda creación es un desafío; es un salto al vacío. Puntualmente estoy trabajando sobre los sueños. Eso te obliga a descubrir la intimidad de cada autor, de cada personaje, de cada sueño.

ROSTROS DIFUMINADOS. Una obra hecha en 2022, inspirada en Borges.

- Tenés un salón anual de dibujo con tu nombre. ¿El dibujo tiene futuro?

- Es una enorme satisfacción y una gran responsabilidad que el salón lleve mi nombre. El dibujo es pasado, es presente y es futuro. Es el alma mater de las artes. Cuando le preguntaron a Kandinski qué era la línea, respondió: es el punto que se fue de paseo. Eso es el dibujo.

A PARTIR DE UN LIBRO. Cuadro de la serie “Historia universal de la infamia”.