Poco movimiento: “A trabajar, por las dudas”
Carlos Moreno es dueño de un local de prendas infantiles ubicado en una de las galerías del centro de San Miguel de Tucumán. Comentó que aunque haya paro de algún servicio o medidas de fuerza en las que se considere trabajar o no hacerlo, su negocio siempre se mantendrá abierto. “Por lo general, en estos casos, recién cerca de las 11 de la mañana la gente empieza a andar un poco más. En mí caso, temprano hice dos ventas que justifican que haya venido. Por las dudas, siempre trato de venir. A veces la gente sale a mirar, aunque sea, y ahí ve si compra o no”, admitió. Y remarcó que no tiene problemas de traslado porque se transporta en su vehículo personal.
“Dependo de mí”: un jubilado en el servicio de taxis
Francisco es un jubilado de 70 años que trabaja como taxista para compensar la jubilación mínima que recibe. En un día como el de ayer, pese a que hubo comercios que estuvieron cerrados, elige salir a trabajar en el vehículo y sumar algunos viajes. “¿Qué voy a estar de acuerdo con los gremialistas, que son unos delincuentes? Totalmente en desacuerdo de todos los Moyano y otros más que hay”, criticó. Como trabajador independiente, señaló que “depende de él mismo” y que “comer es caro”. “Tengo que seguir porque todo está caro. Los remedios son caros y comer también lo es”, agregó. Sin embargo, observó que sí “hubo movimiento” en la jornada de ayer. “No como un día normal, pero quizás un 80% de lo que es generalmente”, analizó.
Años de trabajo: la opinión de un mozo sobre el paro
“Prefiero trabajar, porque así hay que sacar adelante al país. Los que hacen paro son los públicos, porque a ellos no les interesa; cobran lo mismo”, planteó Héctor Rolando Farías, mozo de un bar ubicado en 24 de Septiembre al 700. Aunque no está de acuerdo con la medida de los sindicatos, tampoco lo está con el Gobierno nacional. “Vos pagás impuestos para que les paguen el sueldo a ellos (por los estatales). Después de eso, no se calienta para nada”, criticó. El hombre de 53 años asegura que trabaja desde los 11, y que desde entonces se le ha inculcado la “cultura del trabajo”. “Lo hago hace más de 40 años y el Gobierno no me da ningún beneficio, ¿para qué voy a parar? Si eso beneficia a quienes estaban gobernando antes de este mandato. No me conviene quedarme en mi casa porque no obtengo ningún beneficio, ya que no ando por detrás de los políticos. Y si el problema fuera la movilidad, si tuviera que venir caminando, vengo caminando, pero no quiero hacer paro ni que lo hagan los demás”, desarrolló Farías.
Algunos sí, otros no: empleados que podían decidir parar
Graciela Chocarro es empleada de una rotisería de zona céntrica. En primer lugar, observó que el movimiento de gente ayer era menor que en otros días, en los que la administración pública, las escuelas y los bancos funcionan. Indicó que la dueña del local gastronómico había consultado a sus clientes regulares “qué sabían del paro” y que, siguiendo la actividad comercial, decidió que el trabajo sería el de un día cualquiera. “De casualidad, los que trabajamos acá vivimos cerca. En mi caso, mi marido me trajo en la camioneta y pasamos a buscar a tres compañeras más. Después, otras dos vinieron en moto y otras en Uber, pero a ellas los dueños les reconocían el viaje”, detalló. Además, hubo otros empleados que no llegaron a trabajar porque se les dio la opción de adherirse al paro, sin que se les descuente el día. “Por ejemplo, Pedrito vive en La Florida, entonces directamente no viene; de la cocina, no vino Vanecita. Además el colectivo frena mucho la venta, porque la gente que sale a hacer compras vuelve en colectivo y pasa por acá, compra y lleva”, contó Chocarro.
“A nadie favorece”: abrir un día de paro es “un riesgo”
Adán Paredes decidió abrir su negocio de ropa porque considera que “la situación del país es complicada”. Sobre todo porque a causa de los problemas económicos que empezó a sufrir en su negocio, tuvo que despedir a los empleados que tenía. “La verdad es que ya no podemos (contratar gente), así que tengo que venir yo”, dijo. Comentó que las jornadas de paro significan “un riesgo” para los comercios, porque nunca se sabe qué tanta gente recorrerá el centro. “No abrir también es un riesgo, así que prefiero sí hacerlo. Si se vende, ¡enhorabuena!; si no, igual. Además, en mi caso, tengo en qué ir y volver de Alderetes, que es donde vivo, porque en realidad no sería capaz de pagar un taxi hasta acá”, manifestó. Paredes aseguró que “el paro no favorece a nadie de los que trabajan”, y fundamentó: “Nosotros pagamos nuestros impuestos, pagamos un alquiler, porque sí o sí hay que hacerlo. A nadie de los que legalmente trabajamos le favorece esta medida. Y cuando se llena de gente la calle y la plaza es peor, hasta te arrepentís de haber venido a trabajar. Te causa molestia que tanta gente salga a la calle sabiendo que ninguno de ellos está trabajando mientras que, en tu caso, si no vendés, igual tenés que pagar tus impuestos”.
Pérdida monetaria: un hombre habló de la devaluación
Flavio Herrera fue entrevistado durante un móvil en “Buen Día”, noticiero de LG Play, y observó que “para la gente que trabaja, cómo se devaluó la plata es mucho”. “Ya no se puede vivir así, Dios quiera que esta medida colabore. La devaluación de los ingresos que tenemos los trabajadores fue bajando de manera catastrófica”, lamentó. El hombre trabaja en la administración pública hace 30 años; califica a la caída del poder adquisitivo como “terrible”. “Hubo una época en la que llegamos a tener 1.200, 1.300 dólares de salario y ponele que ahora son unos 600. Eso significa que tuvimos una caída de casi un 50% de lo que ganábamos antes”, dijo. Herrera también se refirió a los dichos del gobernador Osvaldo Jaldo en contra de la medida de fuerza que se desató en todo el país. “Cuando la patria está en peligro, se la saca trabajando, con esfuerzo y con sacrificio”, había dicho el mandatario ayer. El trabajador respondió: “Es muy simple; es una posición política. Mientras él esté apoyando lo que se haga a nivel nacional, va a obtener los recursos para llevar adelante a la Provincia, esa es la verdad. Es una conveniencia. Cuando tenés oportunidades así, hay que tomar las opiniones con pinzas”.
$230.000 de sueldo: un jubilado criticó a sindicalistas
Alejandro es un jubilado que aseguró tener muchos problemas económicos. “Aporté 43 años: dos en industria, tres en comercio y 39 en la Provincia. Y aún así, hoy cobro de bolsillo $230.000”, reclamó. Y mencionó que “para llegar a fin de mes” recibe ayuda de sus hijos. “Únicamente ellos me tiran un salvavidas”, dijo. Indicó que “todo está mal” en el país y que “son los gremios, los sindicalistas, los que se llenan los bolsillos” con esta medida.
Al trabajo, en bici: entre la inseguridad y la economía
Florencia R., encargada de un bar de zona centro, se mostró en desacuerdo con la medida dispuesta a nivel nacional. “La verdad no me parece. Es un gobierno que recién empieza y los sindicalistas pretenden que todo mejore en unos cuantos meses”, señaló. En su caso, dijo que ir a trabajar fue una elección, aunque de todas maneras los dueños del local ya habían advertido que esperaban contar con la presencia de todos los empleados el día de ayer. “Sí podías no venir, porque es un derecho a huelga, pero es como que de alguna forma ‘quedás mal’ con quien te dio el trabajo. Entonces uno tiene que elegir a veces y eso es algo que los que trabajan para el Estado no tienen; ellos paran y ya, nadie los puede correr por eso”, comparó la joven. Acerca de su medio de movilidad, contó que tuvo que recorrer la ciudad en bici, desde Banda del Río Salí. “No la uso mucho porque es peligroso, en cualquier momento alguien me puede asaltar y robármela, pero hoy no tenía opción. No quise ni fijarme a cuánto estaba el taxi, porque sabía que sería imposible de pagar”, manifestó. En un día normal, Florencia va y viene en colectivo.
“No hay gente”: cómo lo vivió un comerciante
Diego es un joven comerciante que analizó que el paro convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) “únicamente perjudica a los comerciantes”. “El poco movimiento de gente se siente, se nota y afecta a todo el comercio. Afecta al que se levanta todos los días, al que no depende de un sueldo y que tiene que vivir el día a día. No podés asegurarlo, pero es un día que posiblemente no se vaya a vender nada, porque no hay gente”, fundamentó. Y siguió: “El paro de colectivos frena todo; no hay colegios, no hay entidades públicas. A mí me parece un boicot contra el nuevo Gobierno”. Sobre esto último, Diego remarcó: “¿Vos conocés a alguien de tu familia que vaya a hacer el reclamo (en las calles)? Yo no conozco a nadie. No es nuevo eso”. Sin embargo, el trabajador aseguró que se mantiene “con el optimismo siempre presente, tratando de mejorar”. “Jamás dependí del Estado, el Gobierno jamás me ayudó. Yo mismo, según mi capacidad, veo si puedo seguir o no”, cerró.