El deporte tradicionalmente se ha enfocado en el desarrollo físico y técnico del atleta para que destaque en el alto rendimiento, dejando de lado un aspecto de vital importancia: la salud mental. A pesar de que fue considerado por mucho tiempo como un tema tabú o hasta prohibido, los propios protagonistas se encargaron de dar a conocer las presiones que existen en su entorno por alcanzar el éxito y las emociones que deben atravesar: ansiedad, depresión, estrés y otros trastornos mentales.  

El pedido de auxilio del futbolista de Almirante Brown Brian Fernández a través de las redes sociales en su combate contra las adicciones, generó un nuevo llamado de atención tanto para los clubes como para la gente que los rodea. Hace muy pocas semanas, el ex delantero de Boca Daniel Osvaldo había publicado un video entre lágrimas admitiendo que sufre de depresión y pidiendo perdón a las personas que lastimó en el camino. No obstante, estos dos casos nos llevan a recordar anteriores situaciones, que tuvieron distintos desenlaces y a replantearnos cuál es la manera indicada de ayudar.

ROMPIÓ EL SILENCIO. Luego de fallar en los JJ.OO de Tokio, Simone Biles explicó la presión que sentía durante la competencia.

Durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, las medallas de oro, plata y bronce pasaron a un segundo plano. En un recinto sin público y repleto de cámaras, la gimnasta más laureada de todos los tiempos Simone Biles generó muchas expectativas con su presentación, pero sorprendentemente su desempeño se derrumbó. Luego de esa triste performance, la prensa se llenó de interrogantes y sacó distintas conclusiones sobre su rendimiento en la gimnasia artística.

Dos días después, la estadounidense, que finalmente logró un bronce “inesperado”, rompería el silencio y el paradigma que existe sobre la salud mental.

“Desde que entro a escena, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y no comprometer mi salud y mi bienestar”, había declarado la atleta que podría tener su retorno en los JJ.OO de París.

En la misma línea, quién optó por retirarse de su disciplina fue Delfina Pignatiello. La ex nadadora, que obtuvo triple oro en los Juegos Panamericanos de 2019 decidió ponerle fin a su carrera en 2022 y lo comunicó a través de las redes sociales.

Esa atleta que nos emocionó en el podio de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 con la dedicatoria a su abuela -había dibujado un corazón con un fibrón en la palma de su mano- volvía a conmocionar al mundo del deporte.

“Ahora quisiera contarles que hace unos meses tomé la decisión de hacer un paso al costado del alto rendimiento y la competencia”, había declarado la oriunda de San Isidro, que se mostró agradecida por haber defendido la “albiceleste” y explicó los motivos de esa decisión. “Me compré una cámara de fotos y emprendí un camino artístico el cual estoy explorando con mucha curiosidad, ganas de aprender y seguir creciendo. Me hace muy feliz y me hace soñar de vuelta. Siempre los alenté a perseguir sus sueños. Hoy agrego: anímense también a patear tableros y arrancar un nuevo juego”, escribió Pignitiello, que el año pasado anunció el lanzamiento de su primer libro “Diarios de Delfín”, en el que cuenta su vida personal y deportiva.

EMOCIONADA. Delfina Pignatiello le dedicó el triunfo en los Juegos Olímpicos de la Juventud a su abuela, quien había fallecido hace unas semanas.

Una partida repentina que nos dolió a todos

Si bien hay otros casos importantes de deportistas como el de Ricardo Centurión, uno de los más movilizadores fue el de Santiago “Morro” García.

El 4 de febrero de 2021, el ex delantero de Godoy Cruz entendió que iba a encontrar las respuestas necesarias en otro plano y con una bala calibre 22 le puso fin a todo lo que lo agobiaba.

Lo cierto es que el goleador uruguayo, que enamoró a todos con sus goles y su simpatía dentro de una cancha, no la venía pasando bien desde hace tiempo y nadie supo ver las señales.

Extrañaba a su hija, a quién no veía desde el comienzo de la pandemia y negociaba con el “tomba” su retorno a Nacional, club en el que había debutado profesionalmente.

GOLEADOR.

Sin embargo, García estaba en conflicto con el presidente del conjunto mendocino José Mansur, que indirectamente lo nombró al hablar de líderes positivos y negativos.

Bajo tratamiento psicológico y psiquiátrico, “Morro” García dejó de asistir a las prácticas y haber dado positivo de COVID-19 fue la gota que rebalsó el vaso para ponerle punto final a su vida. ¿Quién tuvo la culpa? ¿Qué se hace en casos extremos cómo estos o en el Brian Fernández? ¿Existe una solución?