Las verrugas son pequeños crecimientos cutáneos, en general indoloros, que pueden aparecer en diferentes partes del cuerpo. Suelen ser inofensivas y desaparecer por sí solas, sin embargo, hay que consultar a un médico cuando produzcan dolor o también por motivos estéticos importantes.
La mayoría de las verrugas son asintomáticas, excepto las plantares que pueden causar molestias al caminar. Entre un 60% y un 70% de las verrugas desaparece espontáneamente antes de tres meses, y en los niños, dos tercios se eliminan por sí solas en un periodo de dos años. Si persisten, existen diversos tratamientos y métodos que pueden ser agentes queratolíticos, citotóxicos, inmunomoduladores, crioterapia, láser y la resección quirúrgica, entre otros.
Aunque suelen ser benignas, es importante vigilar síntomas inusuales y consultar a un dermatólogo si producen dolor, crecen, cambian de color o afectan las actividades diarias y la autoestima.
Cuándo preocuparnos por una verruga: los síntomas de alerta
Lo importante es saber cuándo debemos revisar las verrugas y acudir a un especialista para ver si es necesario diagnosticarlas y eliminarlas.
"Los síntomas de alarma siempre serán dolor, interferencia en la función normal del paciente, molestias, picor, crecimiento rápido, cambios de color, cambios de forma, sangrado, oscurecimiento, endurecimiento o ablandamiento, y rápida aparición del cambio cutáneo", explica el doctor Bartosz Kosmecki, médico estético especialista en medicina antienvejecimiento y experto en dermatología clínica láser de la sevillana Clínica Verkomed Sevilla Nervión.
El profesional destaca además que lo más importante será el diagnóstico diferencial: "acudir al especialista para asegurarnos de si el cambio cutáneo es benigno y posteriormente tomar la decisión de si queremos eliminarlo o no".