Pese a que finalmente perdió la categoría, Tucumán de Gimnasia dejó algunas señales positivas en la reciente Liga Argentina Femenina de vóley. Una de ellas fue el gran nivel de Elena Guerrico, quien con apenas 17 años se consolidó como la armadora titular.
Esa actuación ya le valió ser llamada a una concentración nacional para el combinado U19 que se prepara con vistas al Sudamericano de la categoría.
“La Selección es un sueño por el que trabajo todos los días para poder cumplirlo. La convocatoria significa que mi esfuerzo está dando sus frutos. Pero obvio, tengo que seguir avanzando y entrenándome”, dice en diálogo con LA GACETA contenta, ilusionada, pero también muy centrada con el objetivo de que estas convocatorias (ya había tenido una anterior en 2021) se vuelvan mucho más habituales.
La historia de Guerrico en el deporte comenzó nueve años atrás, cuando tenía tan sólo ocho. “Empecé por mi hermana más grande que quería hacer algún deporte”, recuerda. Como por obra del destino, se mudó junto a su familia a sólo dos cuadras de Tucumán de Gimnasia, club al que fue a probar vóley para no dejarlo nunca más.
“Me probé en mini vóley y me gustó bastante. Me acuerdo que siempre mi entrenador me llevaba con las más grandes porque era alta”, relata. De hecho, justamente por su altura pero también por el nivel que fue demostrando, prácticamente no jugó mini vóley: saltó directamente a categorías superiores.
Así, ser de las más chica en los equipos que integró fue casi una constante durante su carrera. Lo es ahora en el plantel de Primera, y lo fue también en las distintas divisiones por las que pasó. Algo que, lógicamente, tuvo sus complicaciones, pero a lo que supo sacarle provecho.
“Fue muy rápido (su progreso), por el hecho de que entrenaba y aprendía de las más grandes. Me pude adaptar bien porque las chicas eran, y son muy buena onda. Con paciencia, me enseñaban y lo siguen haciendo”, dice. “También fui siempre muy inquieta; iba a las 17 al club, me entrenaba con todas las categorías y me buscaban a las 21”, añade.
Por eso, cree, fue que pudo llegar rápido a Primera. De hecho, con apenas 15 años tuvo su debut en la Liga Argentina en 2022, en la segunda temporada de Tucumán de Gimnasia en la elite del vóley femenino.
La temporada anterior, fue parte de la delegación en una de las últimas fechas y estuvo a punto de debutar, pero no pudo hacerlo. “Estábamos match point abajo, Yamil (Chaya, el entrenador) me dice que tenía que entrar, pero ya no tenía cambios”, recuerda.
Eso sí, en la siguiente temporada iba a tener revancha; y a lo grande. Tras comenzar como la cuarta armadora, terminó siendo la primera suplente y sumando muchos minutos con apenas 15 años. Y a a partir de 2023 se posicionó como titular habitual.
“Fueron muy lindas las experiencias en la Liga. Es otro nivel que antes no conocía. Ver las maneras en la que arman el juego, siempre desde el punto de vista de una armadora y cómo jugaban tan rápido, la verdad fue muy bonito”, analiza.
Además, Guerrico cuenta que fue impactante para ella enfrentar a jugadoras que habían sido parte de las “Panteras”, la Selección mayor. “Llegar a lo que llegaron ellas es algo a lo que aspiro. Siempre las vi como una fan que admira cómo juegan. Por ejemplo, el año pasado jugué contra Mimí Sosa y fue muy lindo verla en persona porque era algo inimaginable para mí”, asegura la jugadora que siempre contó con el apoyo de su familia; sobre todo de su papá, que en las tribunas vive con mucha intensidad los partidos. “Vive más que yo cada partido. Mi mamá también, pero el que más grita y nos alienta es él”, reconoce.
Algo particular en Guerrico es que el hecho de ser armadora no fue algo innato. “Al principio, como jugaba en distintas categorías, me ponían de todo: primero fui central por la altura, después punta, después opuesta... A los 12 años, mi profesor me entrenaba de opuesta y armadora”, rememora. A esa edad, participó de una clínica de armadores por indicación de su entrenador y empezó a enamorarse del puesto. “No me tenía fe porque los pases de arriba no los hacía bien, pero me gustó. Me definí a los 13 años por armadora. Tenés que tener una cabeza que funcione rápido para pensar jugadas y analizar al otro equipo. Es bastante complejo, pero muy lindo”, remarca.
Aunque admite que había comenzado como un hobby, Guerrico hoy toma al vóley mucho más en serio. Claro, su participación en la Liga Argentina tuvo mucho que ver.
Y ahora, cada vez apunta más alto. “Me llamó la atención la selección argentina y el poder ser una deportista de alto rendimiento. Desde ahí, me concentro mucho en esto, pongo todo de mí y trabajo todos los días, todo el año, todos los años”, apunta.
Guerrico no le cierra las puertas al vóley universitario
En ese constante trabajo, Guerrico, que atraviesa su último año de secundaria y pretende estudiar para ser contadora, está analizando la posibilidad de postularse para una beca universitaria en Estados Unidos; un camino que ya tomó otra ex jugadora de Tucumán de Gimnasia (Julieta Portillo) tiempo atrás. “En un torneo al que fuimos, mi entrenador me presentó a mí y otras dos chicas a un manager. Charlamos para ver la oportunidad, que nos cuente un poco de cómo es el vóley allá. Si querés, tenés que hacer cursos de inglés, mandar videos tuyos jugando y él se encarga de presentarlo en las universidades. Es un proceso bastante largo”, detalla.
Aún sin saber exactamente cuál será el próximo paso a seguir, apunta a mantenerse en el seleccionado U19 para disputar el Sudamericano, y a conseguir la mayor cantidad posible de logros con su club. “Tenemos el objetivo de salir campeonas, ya que venimos ganando todos los años en Primera. Además, con el Sub-18 me gustaría llegar a la final ya que el año pasado no se nos pudo dar”, anhela la voleibolista cuya carrera ya tuvo muchos momentos importantes pero que todavía tiene un largo trayecto por recorrer; claro, con la ilusión de llegar lo más lejos posible.