Raquel Valdez esperaba ansiosa el momento. Se sentó, descubrió su brazo y apenas sintió el pinchazo respiró aliviada. Dentro de muy poco podrá trabajar mucho más tranquila. Ella fue una de las primeras que recibió la vacuna contra el dengue, en la Dirección de Emergencias de la Provincia, donde ayer arrancó la inmunización para quienes prestan servicios esenciales en el área de salud.
“Me siento una privilegiada. Recibir la vacuna me da cierta tranquilidad porque en emergencias estamos muy expuestos”, sostiene Raquel, que es enfermera y en los últimos meses ha tenido un trabajo incesante para asistir pacientes que padecen la enfermedad que transmite el mosquito Aedes aegypti.
“Por suerte, no me enfermé. Estoy trabajando en Aguilares, que fue y es uno de los focos más importantes de la presente epidemia. A diario trato personas que sufren la patología y me relatan lo dolorosa que es”, cuenta la profesional, de 37 años. “Me sorprendió, al seguir la evolución de algunos pacientes, que padecieron muchísimo de dolor, y me decían: ‘prefiero covid al dengue'. En algunos casos, cuando estaban deshidratados, tuvimos que trasladarlos al hospital de urgencia”, detalla.
Valdez cuenta que ella vive poniéndose repelente a toda hora y lleva espirales para prenderlos cuando tiene la oportunidad. Nunca había visto una epidemia de dengue como esta, señala la enfermera, que es oriunda de Concepción. Además, tuvo dentro de su familia casos de dengue, ya que su hermana se contagió. Como también es trabajadora de la salud, se podrá vacunar. Pero tendrá que esperar por lo menos seis meses, señala.
“Por suerte, ahora están bajando los casos. Hace tres o cuatro semanas las guardias estaban abarrotadas”, detalla Raquel. Se tendrá que seguir cuidando mucho en los próximos tres meses. Lo ideal es que no se contagie antes de ponerse la segunda dosis, que le tocaría a fines de julio, según le informaron ayer cuando firmaba un consentimiento para recibir la vacuna. “Principalmente tenés que informar que no estás embarazada y que no tuviste dengue recientemente, entre otras cosas”, detalla.
María J., que es enfermera y también trabaja en el sur provincial, confiesa que desde hace unos meses vive con miedo al mosquito y tiene temor de sufrir la enfermedad. “Estamos en las zonas con más contagios, cada día, recorriendo barrios y atendiendo personas con síntomas. Por eso, me pareció muy bien que seamos los primeros beneficiarios de la vacuna”, comenta. Dos integrantes de su familia sí se infectaron y por ese motivo ella espera que en el futuro otros sectores de la población se puedan vacunar. “Cuando me enteré que había una vacuna empecé a averiguar para comprarla, pero no pude”, confiesa María, que recibió su dosis a media mañana.
La compra
Hace 15 días, en medio de la peor epidemia que tuvo Tucumán, el Gobierno local decidió comprar la vacuna del laboratorio japonés Takeda, y aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). El viernes llegaron las primeras 30.000 dosis de una tanda de 100.000 que adquirió la Provincia.
Además del personal de salud, está previsto vacunar a los policías y a los docentes. Como probablemente todas las dosis no se ocuparán en estos grupo, continuarán con otros sectores de la población, según lo que indiquen los protocolos internacionales y nacionales en materia de salud, adelantaron.
“El personal que cumple roles esenciales, que expone sus vidas para cuidar a los tucumanos, como es el que integra el Sistema Provincial de Salud, es prioridad. Empezamos por el personal del 107 que está en la calle recorriendo la capital y el interior, e ingresando a los domicilios y están más expuestos a contagios”, remarcó el gobernador, Osvaldo Jaldo.
El mandatario anticipó que Tucumán está haciendo reservas para ver cómo evoluciona la enfermedad en la región y en Argentina. “No vamos a dudar en seguir invirtiendo en vacunas para las personas que no pertenecen a los servicios esenciales que quieran vacunarse”, dijo.
La inmunización que comenzó ayer no tendrá efecto inmediato, ya que los interesados en vacunarse recién estarán protegidos 15 días después de colocarse la segunda dosis. “Nos estamos preparando para el año próximo, para que nos encuentre mejor posicionados”, dijo el gobernador. Por ahora, es primordial que todos se sigan cuidado con repelentes, y evitando tener criaderos de mosquitos en las casas, ya que cuando baja la temperatura el mosquito ingresa al hogar, aclararon las autoridades.
El ministro de Salud, Luis Medina Ruiz, explicó que la idea es que la semana que viene o la otra se avance con la vacunación del personal de educación y de seguridad. Durante esta semana se inmunizará el los hospitales de tercer nivel, de segundo nivel del interior y en las policlínicas de la capital.
“Terminar de vacunar a los trabajadores del sistema de salud va a depender de ciertos factores. Hay gente que ha tenido dengue y tiene que esperar seis meses para inmunizarse; la vacuna los va a estar esperando”, resaltó el doctor Miguel Ferre Contreras, titular del Departamento de Inmunizaciones en Sistema Provincial de Salud. El especialista explicó que esta vacuna contra dengue -como todas las vacunas a virus vivo atenuado- tiene contraindicaciones: no deben vacunarse las personas inmunosuprimidas, con HIV o los pacientes oncológicos bajo tratamiento con quimioterapia. Tampoco las embarazadas o que estén dando el pecho a su bebé, detalló. A los mayores de 60 años les piden que concurran con prescripción médica.
Epidemia: Tucumán ya tiene el peor brote de su historia, con 48.467 casos
La epidemia de dengue de este año ya es oficialmente la peor que sufrió Tucumán. Según el informe difundido en la “Sala de Situación” la provincia registra oficialmente 48.467 contagios, unos 8.000 más que durante todo el año pasado.
Según las autoridades, el contexto fue determinante: en Argentina hay más de 397.000 casos y 280 muertos.
En la última semana, nuestra provincia sumó 9.000 casos, aunque se aclaró que 5.122 son notificaciones de semanas anteriores que fueron informadas recién ahora. Actualmente hay 3.963 casos activos, de personas que están cursando la enfermedad. Se está notando una meseta un poco más baja que semanas atrás, aunque todavía no hay un descenso marcado de contagios. Hay menos consultas y también disminuyó la cantidad de pacientes en las salas de hidratación.