Esta semana se difundió un dato preocupante del sector de la educación en Argentina. De acuerdo con datos de la Unesco, uno de cada dos chicos que cursa tercer grado no entiende lo que lee. Ese porcentaje se eleva a más del 60% en los niveles socioeconómicos más bajos.
Los datos, que corresponden a las Pruebas ERCE de 2019 para América Latina y el Caribe, fueron hechos públicos por la ONG Argentinos por la Educación, que junto con otras 180 organizaciones civiles volvió a lanzar ayer la Campaña Nacional por la Alfabetización para visibilizar bajo el lema #QueEntiendanLoQueLean debe ser una prioridad de todos los argentinos.
Sobre este tema, LA GACETA Play entrevistó a Viviana Postay, especialista en Gestión Educativa y miembro de Argentinos por la Educación. “Por la campaña convocamos a la población a subir una foto a sus redes sociales en la que se los vea leyendo algún libro que los haya impactado o movilizado internamente, ya sea en el pasado o en la actualidad. Y deben subir la foto con el hashtag #QueEntiendanLoQueLean y, además, etiquetar a dos amigos. Esto nos ayuda a visibilizar esta problemática de la falta de comprensión lectora y todo lo vinculado con la alfabetización”, expresó la especialista.
Compromiso oficial
Postay agregó que para la campaña ya hay 15 gobernadores que firmaron un compromiso para que la alfabetización se convierta en una política pública. “También el actual presidente (Javier Milei), cuando era candidato, firmó este compromiso”, remarcó.
Sobre lo que habría que cambiar, destacó que ya hay provincias que están implementado programas de alfabetización o están empezando a discutirlos. “Nos gustaría que se sume el resto de las provincias y que la alfabetización se convierta en prioridad, que se inviertan los recursos adecuados. Además, las provincias cuentan con equipos de especialistas que se pueden desarrollar indicadores para ir midiendo la evolución y la transformación del proceso”, puntualizó.
Multicausas
Al ser consultada sobre las causas de esta problemática, la especialista destacó que la respuesta es compleja. “Hay un conjunto de factores que inciden. Hay un problema social que nos excede y que se relaciona con la forma en que se construyen los ambientes alfabetizadores”, explicó. Recordó que antes, en los hogares, siempre había o un diario en papel o una revista o un libro, mientras que ahora lo que más hay es televisión o celulares o computadoras, es decir, pantallas. “Los datos que nosotros manejamos nos muestran que este no es solo un problema de los sectores más desavorecidos, si bien entre estos los números suelen ser más preocupantes, pero en las pruebas PISA, que trabaja con chicos de 15 años, el 32% de los alumnos del nivel socioeconómico más alto tampoco alcanza el mínimo de lectura. Eso implica que no han llegado a aprender lo esperado para su edad”, resaltó.
“Por eso decimos que si bien la desigualdad socioeconómica es una variable a considerar, porque a los chicos más pobres les va peor, para decirlo de una manera sencilla, no es la única variable”, continuó Postay.
Efectos negativos
“Hay estudios que dicen que hay que restringir el uso de las pantallas, sobre todo en las edades más tempranas, porque estar mucho tiempo frente a las pantallas genera un conjunto de consecuencias cognitivas que impactan de manera negativa en la concentración. Además, el celular es peor que la computadora, por en el teléfono móvil se hace una lectura de carácter oblicuo, o sea, es superficial, es floja, es difícil para hacer foco. Y en este momento histórico cuando la cultura digital nos define, hacer foco y concentrarnos se convierte en un superpoder que nos permite ir progresando en aprendizajes complejos en la escuela”, aseveró Postay.
Añadió que la restricción del uso de las pantallas significa la posibilidad de poder diferenciar que una cosa es una computadora con un software educativo y otra, tener el celular en la mano todo el tiempo. “El celular responde a una economía que es parecida a la del casino. Está estudiado que genera una adicción que te hace saltar de un tema al otro mientras te aparece la publicidad de las zapatillas, porque antes hiciste búsqueda de esa temática. Y te aparecen ventanas emergentes el WhatsApp, del Instagram y un conjunto de estímulos. El principal problema es que el celular es más barato mientras que los textos en papel son más caros”, resumió.
“Otra de las prácticas sobre las que hay que hablar tienen que ver con la escritura manual, que favorece la construcción de la memoria. Si miro al pizarrón y tengo que copiar en mi cuaderno lo que está escrito en el pizarrón, se produce un trabajo con la memoria. Es muy diferente a si le saco fotos al pizarrón con el teléfono, porque el celular se convierte en un conjunto de fotografías desordenadas que no permite elaborar una trayectoria con el conocimiento”, ejemplificó.
Educación pública
Finalmente, Postay se refirió a la reciente marcha, que se hizo en Buenos Aires y en numerosas ciudades del interior del país, en defensa de la educación pública.
“Es importante pensar que la alfabetización inicial también es un tema de educación pública así como lo es la defensa de las universidades. Cuando hablamos de priorizar políticas públicas sobre alfabetización, uno de los ítems es invertir en los recursos adecuados. Es decir, estamos hablando de la necesidad de un financiamiento, porque los fondos no aparecen mágicamente”, subrayó.
Al referirse a la situación de los docentes, la especialista recordó otro estudio de Argentinos por la Educación que determinó que uno de cada tres docentes de primaria -que son fundamentalmente mujeres- tiene dos o tres cargos. “¿De qué manera se puede dedicar de forma personalizada a los alumnos que están aprendiendo a leer y escribir? Sabemos que tenemos el número más alto en toda la región de docentes de primaria que tienen que tomar otro trabajo remunerado o en la economía informal para poder llegar a fin de mes”, lamentó.
Otros datos
El informe de Argentinos por la Educación también señala que solo 43 de cada 100 alumnos que comienzan la primaria llegan a 6° grado a tiempo y con los aprendizajes esperados en Lengua y Matemática. Y que al último año de la secundaria, son muchos menos los que llegan en tiempo y con los saberes esperados: solo 13 de 100 chicos. Es decir que el problema de la falta de aprendizaje se va acrecentando. En 2022 solo el 21,5% de los estudiantes logró cumplir con los requerimientos satisfactorios tanto de lengua como de matemática.