En el Centro Cultural Lola Mora de Yerba Buena, hay un espacio donde para sentirse vitales y más ágiles, solo hay que tomar una silla, un palo y tener actitud.
Natacha Alonso guía clases para quienes quieran vivir la tercera edad de manera autónoma y amigados con su cuerpo y su mente.
Cuáles son los elementos centrales de estas clases y qué sensaciones experimentan quienes ya se animaron a vivir “otro tiempo”.
La silla
Un elemento para la independencia
“Una de las cosas que aprendí es que mis alumnos desean no depender constantemente de otra persona, ni siquiera para levantarse”, contó la instructora, Natacha Alonso, que encontró en una silla la mejor aliada para lograr independencia.
“Siempre hay una silla en las clases porque se aprende una técnica para levantarse y sentarse sin necesitar de otro, pero además esta también iguala”, agregó la instructora. “Todos podemos usarla si nos sentimos cansados, o si no nos animamos a hacer algunos ejercicios, y con ella también hacemos trabajos de pie, que muchas veces nos ayudan con la estabilidad”, detalló.
En la clase todas las alumnas la utilizan y se animan a realizar todas las propuestas para ir rompiendo cualquier “no puedo” que resuene en su cabeza.
El palo y el piso
Romper miedos y superar barreras mentales
La estabilidad es uno de los objetivos más importantes de estas clases, por lo que además de las sillas, ejercicios con la ayuda de un palo, es otra de las actividades de la lista.
“Muchas veces también trabajamos en colchonetas para buscar ir hacia el piso”- remarcó Natacha- “buscamos no tener miedo de bajar, y sentir la seguridad y la confianza al hacerlo”.
“No importa que no salga bien, trabajarlo es lo importante. Las personas mayores tienen que moverse porque es la única forma de mantenerse sano, no tan solo física sino también mentalmente”, remarcó Alonso.
Movilidad y vitalidad
Una propuesta diferente
Con el objetivo de generar envejecimiento activo y saludable, Natacha Alonso tomó herramientas de ejercicio y danza para que a través de un trabajo corporal físico, se mejore la movilidad de personas mayores.
“Aprender a escuchar a mis alumnos me guió para saber que ellos necesitaban sentirse auto válidos”, contó en declaraciones a LA GACETA, sobre “Otro tiempo” el espacio que en el Centro Lola Mora, replica esta tarea que inició hace décadas en Uruguay. “Si nos enseñaran desde el colegio toda la relación que tiene la movilidad del cuerpo con el músculo, más allá de su nombre porque no importa tanto cómo se llama, sino lo que hace, quizás entenderíamos desde antes la importancia de cada uno”, agregó. En la mañana de ayer había nueve alumnas. Inhalaban. Exhalaban. Seguían los movimientos de su instructora. Y aprendían tomadas de una silla o un palo, a que su cuerpo tenga cada vez más independencia y menos miedos.
El después
Lo que deja cada clase
Al consultarles a las alumnas cómo se sienten al salir de la clase la respuesta fue unánime: “Muy bien y los dolores al levantarnos de la cama desaparecen”. “Tenemos más seguridad corporal desde que realizamos esta clase e incluso más equilibrio”, fue otro comentario..
“No hacemos movimientos bruscos aquí y aún así, sentimos la diferencia. Son posturas tan suaves que nuestro cuerpo hace arte con cada movimiento. Levantamos el brazo y se siente como que dibujamos. Parece que pintamos con la pierna, con el brazo. Es hermoso y un trabajo integral”, reflexionaron en conjunto.
Otro detalle no menos importante es que ellas consideraron que la clase, también es como un portal que calma su mente. “Por una hora, nos olvidamos de todos los problemas y después salimos, y solo pensamos en el movimiento. Esto también oxigena las emociones”, dijeron. (Producción periodística: Ariane Armas)
Muchas edades
Quiénes pueden ir
Cuando hablamos de adultos mayores hay que saber que la franja etaria se fue moviendo y ahora hay una tercera y cuarta edad. “Siempre invito a personas mayores, teniendo en cuenta que hay gente de 65 años que no se siente mayor, pero también hay menores que por enfermedades o situaciones difíciles necesitan este espacio. Todos ellos están invitados”, cerró Natacha.
Otro tiempo
Cada uno a su ritmo
“Esta propuesta invita a ir a un ritmo propio, porque mis alumnos me explicaron que iban a clases de gimnasia, y no se sentían cómodos o cómodas al tener que seguir a un docente,”, relató Natacha. “En este espacio encontramos una manera que sea no una clase individual, sino una grupal, pero donde cada uno pueda ir a su propio tiempo”, puntualizó.