El 18/4 causó revuelo la “mano levantada” (en el Senado), en 48 segundos, para el aumento del 170% de sus sueldos. Según Milei parecería que la inflación afecta a la “casta”, a los gremios fuertes, a los empresarios, a los políticos, etc. Hace más de 70 años (personalmente, “sobrevividos” por la gracia de Dios) que vemos la misma película, agravada y potenciada exponencialmente: hiperinflación, corrupción, planes económicos cíclicos y sus crisis consecuentes, funcionarios públicos y sindicalistas millonarios, pobreza, hambre, desocupación, destrucción de la naturaleza, deforestaciones, inundaciones, contaminaciones de tierras, mares y ríos, explotaciones mineras, etc. Eternamente han quedado relegados los pobres y desahuciados (cada vez más) y los dichosos “jubilados”. Parecería que la “cajita feliz” de las jubilaciones alcanza para todos, menos, para sus aportantes en la última etapa de su vida, supuestamente, “de retiro y descanso”. Es vergonzoso que el Senado “en 48 segundos” defina su propio aumento y que, por otro lado, a los jubilados les vengan robando, su único y efímero medio de subsistencia, desde hace años y continúen elaborando la “formulita de ajuste” de sus haberes, en dilatoria, crónica y desproporcionada pérdida devaluatoria. Hace unos meses, me impactó la valentía de una jubilada y su grupo frente a los gendarmes en la plaza del Congreso, en reclamo pacífico, por una digna jubilación (hace 70 años que concurren). Es inconcebible que, desde el cambio de gobierno, por una razón u otra (fiestas de fin de año, feriados turísticos, vacaciones, falta de quórum, internas, pactos y aprietes, intereses personales, etc.) las leyes y decretos (no me corresponde opinar sobre su efectividad) pasan a un segundo plano, mientras la desesperación, desocupación, inseguridad y hambre del pueblo (quien eligió a sus representantes “esperanzado”) avanzan como bola de nieve. Sin embargo, hoy, a pesar de la calamitosa situación del país y las gravísimas actuaciones de las “manitos”, como siempre y, para calmar a las masas, lo más importante es el clásico del fútbol. Me vienen a la memoria varios dichos históricos: 1) Cavallo, siendo Ministro de Economía (en los 90), dijo que no podía vivir con menos de U$S 10.000 mensuales justificando su sueldo; casualmente, el haber mínimo jubilatorio ascendía a $ 150; 2) Passarella (en 1996) expresó, en Ecuador, “la pelota no dobla”; 3) Maradona, en su partido despedida, declaró: “la pelota no se mancha”. Desde mi punto de vista, no hacen falta aclaraciones ya que son frases aplicables y vigentes hoy: ¿es lógico que los senadores cobren U$S 7.000 y los jubilados U$S 240? ¿La “política” no se mancha? ¿En la votación les resultó vergonzoso o traición al acuerdo “doblar la mano” y alzar la voz? Sin palabras.

Marcos A. Machado  

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