¿Quién o quiénes? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Esas son las preguntas que comenzarán a responderse con el avance de la investigación de la venta de drogas sintéticas en las fiestas electrónicas. El fiscal de Narcomenudeo José Sanjuán lo sabe y, pese a que ya logró que sean procesados dos jóvenes, entiende que recién comenzó a transitar un camino que nadie puede afirmar hasta dónde conducirá.
El domingo a la mañana personal de Drogas Peligrosas de la Policía Federal se presentó en un after que se realizaba en una finca de Tafí Viejo. En los procedimientos se secuestraron éxtasis, LSD-25, ketamina, marihuana, cocaína y tusi (cocaína rosa). No incautaron grandes cantidades de dosis, pero sí la suficiente para comenzar a probar la teoría que venía esbozando desde el mes de agosto del año pasado. Por ese motivo llegaron al lugar con el pedido de detención en contra de César Fernández Fazio (30 años) y Mariano Valdez (31). Los sospechosos fueron procesados por comercialización de estupefacientes. El juez Guido Buldurini les dictó la prisión preventiva por tres meses. Pero la investigación está lejos de terminar.
Fernández Fazio fue el primer investigado. El joven, que ya afrontó un proceso por cultivar marihuana sin autorización en la Justicia Federal, era conocido en el ambiente de la música electrónica. El técnico en Seguridad de Higiene formaba parte de Met Producciones, empresa que organizaba fiestas electrónicas que se realizaban en distintos puntos de la provincia, especialmente en el Gran San Miguel de Tucumán.
“Unimos personas a través de la música”, era uno de los lemas de la firma. Sin embargo, en la investigación se comprobó que también organizaban afters, es decir, reuniones que no contaban con ningún tipo de autorización en lugares alejados, para no ser detectados por los ojos de quienes deben controlar.
Estos encuentros se concretaban luego de que terminaran los eventos legales. Por ejemplo, la del domingo, se inició después de finalizar otra en los predios de la Sociedad Rural de Tucumán. En marzo podrían haber organizado un encuentro similar en un inmueble de San Andrés que tiene un quincho importante para realizar reuniones. Todo estaba planificado: muy pocos sabían de su realización. Recién se informaba a las seis, dos horas antes de que comenzara. No se daba a conocer el nombre, pero sí enviaban su ubicación.
Valdez, en principio, era otro engranaje en la organización. Según comentaron fuentes cercanas a la investigación, él habría sido responsable de la organización y por supuesto, la venta de sustancias. Fue el que le entregó tres veces éxtasis al agente revelador, una de ellas, por pedido de su supuesto jefe.
El auxiliar Carlos Berarducci adelantó que esta organización sería más grande de lo que se cree. Por ese motivo, pidió que sea declarada como causa compleja, planteo que no fue aceptado por el magistrado, aunque Buldurini reconoció que podía insistir con la solicitud si es que encontraba más indicios.
Durante la audiencia el representante del Ministerio Público, que fue dirigido por el fiscal Sanjuán, destacó dos puntos claves. El primero, que la productora contaba con otras personas que se encargaban de las relaciones públicas, por lo que no descartan que haya más involucrados en la comercialización de sustancias. Los pesquisas habrían estado tras los pasos de un tal “Pablo” y una tal “Yasmina”, pero no encontraron evidencia en contra de estos dos sospechosos.
También destacó que, horas antes de que comenzara la audiencia, desconocidos borraron varias publicaciones en las redes sociales en la que podía probar cómo actuaban. “Fue al vicio que hicieran eso. Está todo perfectamente documentado y lo único que consiguieron es que confirmamos que hay desconocidos que no quieren que sepamos la verdad”, destacó una fuente judicial.
Los investigadores señalaron que Fernández Fazio era la cara visible de las fiestas legales y de los afters. Habrían sumado pruebas de que vendía éxtasis antes, durante y después de las reuniones. Muchas veces, según consta en el expediente, fue visto haciendo transacciones a bordo de un Peugeot 307 gris. Antes de que se lo identificara, los pesquisas lo conocían como “El del Peugeot”. Después entendieron el por qué.
En el allanamiento, los federales secuestraron droga que, hasta el momento no se sabe cuál es su origen. No descartan que haya sido de los consumidores o si pertenecía a otras personas que se presentaban en el lugar para comercializar su droga. Todos estos indicios pueden llevar a otro dato: cómo llega el éxtasis a Tucumán. Descubrir la intrincada ruta de las pastillas es todo un desafío.