He leído en LA GACETA las declaraciones del Gobernador Jaldo sobre sus intenciones de modernizar el Estado tucumano. Por sus frutos los conoceréis: A la fecha los frutos prometidos brillan por su ausencia, en lo económico social, en lo educativo, en lo ambiental, en la falta de acceso a la información pública y la transparencia, etc. Los Ciudadanos contribuyentes, tenemos derecho de conocer cuáles son los servicios que brinda el sector Público y de saber cuáles son los gastos que se generan en la producción de los servicios. Para hacer uso de los fondos públicos, los gobernantes, no disponen de un cheque en blanco, ya que debe haber: 1) Economía (minimizar costos y pérdidas) 2) Eficiencia (gastar bien) 3) Eficacia (gastar racionalmente y analizar los resultados 3) Efectividad (gastar satisfactoriamente, escuchar a los ciudadanos e interpretar sus demandas y reclamos 3) Control de cómo se utilizan los recursos 4) Permitir a los Ciudadanos el acceso a la información. Es necesario que en la gestión de los recursos humanos, se tangan en cuenta aspectos como: Reclutamiento y selección; plan de formación y carrera; evaluación del desempeño; análisis y descripción del puesto, etc. Pero la modernización del Estado tucumano no se lograra solamente introduciendo nuevas teorías administrativas o tecnologías de punta. Los factores esenciales para el cambio son el contar con funcionarios, jefes, supervisores y empleados, imbuidos de que son servidores públicos de una república democrática y que esencialmente deben ser éticos, ya que siendo así se preocuparan, ocuparan y comprometerán por la excelencia de la gestión pública (eficiencia, productividad, transparencia, creatividad, etc.). Reducir la ineficiencia publica, debe abarcar la reorganización administrativa, reasignar tareas, capacitación permanente, eliminación de gastos innecesarios, reducción de las pérdidas, etc. Que el sector público de nuestra provincia no es eficiente, es harto conocido. Lo grave es que no se conocen planes, ni programas para que en el futuro lo sea. Esta ineficiencia no solo afecta la calidad de vida de la población, sino también la economía, porque las empresas pierden competitividad y oportunidades, por los muchos y altos impuestos que tributan. Si el PEP nada hace, continuarán reinando el nepotismo, la ineficiencia, la negligencia, las componendas, la corrupción y otros males que socavan el sistema democrático, la Constitución y nuestros derechos ciudadanos.

Juan Francisco Segura 

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