Los informes oficiales daban cuenta de un secuestro de más de 31 kilos de drogas (30,5 de marihuana y uno de cocaína). Pero detrás de ese hallazgo hay dos cuestiones. La primera, que los narcos siguen contratando a personas de escasos recursos para trasladar sustancias. La segunda, el origen de los estupefacientes incautados.
Personal de Didrop Norte, en el marco del Operativo Lapacho, realizaba un operativo de control en el puesto limítrofe Cabo Vallejos, en la ruta 9, al norte de la provincia. Cerca de las 10 decidieron frenar un ómnibus de línea que había partido de la ciudad salteña de Metán hacia la capital tucumana.
Los policías, que actuaron bajo las órdenes del oficial Ramón Racedo y los comisarios Ariel Santillán, Jorge Mostafá y Jorge Nacusse, requisaron las bodegas del micro. Después de encontrar la droga en dos valijas, identificaron a sus dueños.
Fuentes policiales y judiciales confirmaron que los sospechosos podrían haber sido contratados por otras personas para que trasladen marihuana y cocaína desde esa ciudad salteña. “Les habrían pagado $100.000 para que trajeran todo a la capital. Ellos se dirigían a la terminal y allí la entregarían a su dueño”, destacó una fuente cercana a la investigación.
Los pesquisas no ordenaron que el micro siguiera viaje para detener a los dueños de la carga por una razón: habrían utilizado otras personas para vigilar a los transportistas. “Ellos seguramente sabían que secuestramos la sustancia”, indicó.
Los pesquisas no tienen dudas. La cocaína tenía el sello de un delfín; Reinaldo Delfín Castedo, conocido en el ambiente como “El Patrón del mal”. Este narco de origen salteño está detenido cumpliendo condena por tráfico de droga y por homicidio en una cárcel federal de Buenos Aires. Nadie duda de que, pese a todos los esfuerzos de la Nación, sigue operando desde su calabozo.
La marihuana, en cambio, también tenía un sello: el de una calavera, pero hasta el momento no está identificado de quién es ese distintivo. Usar logos es característico de los grandes grupos narcos. Los colocan para determinar quién la produce y cuál es su calidad.
Este hallazgo afianza aún más la teoría de que en Bolivia y en el norte argentino, cárteles de droga están produciendo marihuana a gran escala. “En lo que llega de Paraguay, donde se produce la mayor cantidad de esta sustancia, los envoltorios son rectangulares. Hemos secuestrado grandes cantidades en envoltorios que son muy similares a los de las hojas de coca que son circulares, pero mucho más amorfos”, indicó una fuente. Entre noviembre y el 25 de marzo, en el marco del Operativo Lapacho se incautaron 34 kilos de esta sustancia.