Los trastornos del sueño y el insomnio afectan a muchas personas, además son de los más prevalentes en el mundo. Tener buenos hábitos resulta clave para dormir bien y ahora un nuevo estudio indica que las personas que hacen ejercicio con regularidad son menos propensas a experimentar insomnio.

La investigación fue liderada por las psicólogas Erla Bjornsdottir y Elin Helga Thorarinsdottir del departamento de Psicología en la Universidad de Reykjavik de Islandia y sus resultados sugieren que mantener una rutina de ejercicio a lo largo del tiempo contribuye significativamente a mejorar la calidad y la duración del sueño nocturno. Es decir, que la actividad física regular desempeña un papel clave en la optimización del sueño y la disminución de los síntomas asociados al insomnio.

Durante el estudio, se monitorearon los patrones de ejercicio y la calidad del sueño de 4.339 adultos de mediana edad, procedentes de 21 hospitales en nueve países europeos a los que se les preguntó con qué frecuencia realizaban actividades físicas que les provocaran respiración agitada o sudoración. 

De todos los participantes en el estudio, el 37% siempre evitó hacer ejercicio, el 25% siempre se mantuvo activo, el 20% dejó de ejercitarse con el tiempo y el 18% empezó a moverse más desde el inicio hasta el final del estudio.

La actividad física regula el sueño

Los investigadores comprobaron que los que se mantuvieron activos tuvieron menos problemas para empezar a dormir y eran menos propensos a dormir muy poco (menos de seis horas por noche) o demasiado (más de nueve horas por noche) en comparación con los que preferían un estilo de vida más sedentario.

En concreto, los resultados mostraron que aquellos individuos que mantenían una actividad física constante, realizando ejercicio como mínimo una hora a la semana repartida en dos sesiones, presentaban:

Un 42% menos probabilidades de tener dificultades para conciliar el sueño.

Un 22% menos riesgo de padecer cualquier síntoma de insomnio.

Un 40% menos posibilidades de experimentar múltiples síntomas de insomnio, que incluyen dificultades para dormirse, despertares nocturnos y somnolencia excesiva durante el día.

Además, se encontró que las personas que se ejercitaban regularmente tenían un 55% más probabilidades de dormir la cantidad de horas recomendadas por noche, que oscila entre seis y nueve horas. Estos individuos también tenían un 29% menos de probabilidades de dormir poco y un 52% menos de riesgo de exceder las nueve horas de sueño.

La conclusión del estudio es que las personas que hacen ejercicio con regularidad al menos dos o tres veces por semana son menos propensas a experimentar insomnio.