La salud de la piel debe ser tomada con mucha seriedad y ante cualquier cambio que se observe se debe recurrir a una consulta médica. Entre los temas más consultados se encuentra la aparición de verrugas en el cuello o axilas, que si bien no presentan un riesgo para la salud, requieren de tratamientos particulares.

Verrugas en el cuello: por qué aparecen y cómo tratarlas

Las típicas verrugas se llaman acrocordones o fibromas blandos, son de color carne o marrón claro, suaves al tacto, y suelen encontrarse en áreas de pliegues como el cuello, las axilas, las ingles o los párpados. Pueden ser numerosos y alcanzar varios centímetros de tamaño. Comúnmente aparecen entre los 25 y 30 años de edad, y su cantidad y tamaño pueden incrementarse con la edad o por cambios hormonales.

Generalmente, estas lesiones no presentan síntomas, pero pueden llegar a inflamarse y causar molestias si se encuentran en áreas de fricción.

¿Por qué aparecen las verrugas en el cuello y las axilas?

Su desarrollo está vinculado a factores como predisposición genética, alteraciones hormonales, sobrepeso y, en ciertos casos, se ha relacionado su surgimiento súbito con una diabetes mal gestionada.

La identificación y diagnóstico de estos fibromas es responsabilidad del dermatólogo, ya que pueden ser confundidos con otras lesiones cutáneas similares, como verrugas seborreicas, neurofibromas, nevus dérmicos o fibrofoliculomas. Estas últimas no requieren la misma atención ni tratamiento, de acuerdo a lo publicado en el blog Quirón Salud, en un posteo firmado por la doctora Zayra Merino.

¿Cuál es el tratamiento más efectivo para las verrugas del cuello y la axilas?

El tratamiento de los acrocordones puede llevarse a cabo mediante láser o electrocirugía, y no requiere anestesia total (puede requerir anestesia local). Se trata de un procedimiento rápido (aproximadamente 15 minutos), con un dolor mínimo y sin riesgo de sangrado, infecciones o cicatrices.

Los métodos "caseros" (como atar un hilo alrededor) no son aconsejables debido al peligro de infección, dolor y cicatrización. Además, no existen productos (cremas o líquidos) disponibles comercialmente para su tratamiento en el hogar, y aquellos que existen para tratar otras lesiones cutáneas (como verrugas y moluscos) tampoco son adecuados para estos fibromas, ya que pueden dañar la piel circundante sin lograr, en muchos casos, una resolución total de la lesión, dejando además marcas en la piel.