Hace tiempo que el pueblo “decano” no se rompía las manos aplaudiendo a un jugador. Claro, los resultados recientes hacían difícil que la gente estuviera de buen humor. Pero en este caso fueron dos los integrantes de Atlético Tucumán que sí tuvieron ese honor: Guillermo Acosta, por todo lo que significa para el club, y Mateo Bajamich, figura indiscutida del triunfo 3-2 de los dirigidos por Facundo Sava sobre Gimnasia de La Plata, en su último partido como local en esta Copa de la Liga.
Aunque ninguno tenía ya chances de clasificarse a cuartos de final, para Atlético la victoria era una obligación: para escapar de la zona baja y para completar, por primera vez en la historia, terminar un torneo sin haber sumado al menos una victoria.
La tarde de domingo no había comenzado bien en 25 de Mayo y Chile. Aunque en los primeros minutos Atlético dominó y generó oportunidades, el “lobo” golpeó primero: una falta evitable de Renzo Tesuri, en el costado del área, derivó en un centro venenoso de Pablo De Blasis. Eric Ramírez madrugó a todos en el primer palo, desvió la pelota y venció a José Devecchi. Gol y 1-0 para la visita, que despertaba murmullos y quejidos en las tribunas.
Por suerte para Atlético, la desventaja duró poco. El empate llegó, justamente, gracias a su figura. Tras recibir cerca del semicírculo del área rival, y sin compañeros cerca, Bajamich no dudó: remató al arco. Un desvío en Felipe Sánchez lo ayudó a que la pelota se colara en un ángulo. Inalcanzable para Nelson Insfrán.
El empate era justo por lo poco que había pasado hasta el momento. Incluso, la justicia también estaba en que al 1-1 lo marcó el futbolista que, por entrega y por nivel, ya era de lo mejor del “decano”.
En el segundo tiempo, la cosa cambió. El partido salió de ese letargo en el que había entrado, y que sólo el empate “decano” había agitado un poco. Sin brillar, pero con más ímpetu, Atlético comenzó a marcar superioridad en el juego. Y a los 15 minutos, tras una gran jugada colectiva, pudo inclinar la balanza en el marcador gracias a Juan Infante. El defensor conectó, de derecha, un buscapié de Agustín Lagos. El festejo, con prácticamente todo el plantel, reflejó lo importante que era encontrar la ventaja. Pero claro, aún debía sostenerla.
Aún con la brecha mínima en el marcador, Atlético no sufrió. Pero, lógicamente, en el aire estaba latente el temor por el empate.
Justo cuando faltando 10 minutos Sava decidió meter las últimas tres variantes, llegó el gol que sentenció la historia. Mateo Coronel, ingresado unos minutos antes, ensayó un buen movimiento personal y le sirvió el gol a Bajamich.
Fue la frutilla del postre de una gran tarde para el cordobés y para todo el pueblo “decano”. Esa fue la última pelota que tocó el ex Instituto (es el goleador de la temporada con cuatro tantos) ya que salió inmediatamente reemplazado.
Como no se puede ganar sin sufrir, Gimnasia encontró, a un minuto del final, el descuento en los pies de David Salazar.
Pero no sirvió más que para decorar el resultado: el pitazo final de Darío Herrera decretó el primer triunfo del “decano” en el torneo, y el equipo pudo despedirse de su gente con una sonrisa. El “decano” ratificó la levantada que venía mostrando en el juego en los últimos partidos.
¿Será este el inicio de una etapa más positiva? Imposible anticiparlo. Pero está claro que el equipo se sacó una mochila muy pesada.