El San Martín de Diego Flores navega con avances y retrocesos en la temporada. Sí; porque la marea alta de la Primera Nacional implica convivir con esos vaivenes constantes que le impiden consolidar el ritmo de viaje del barco “santo”.
Sin embargo, pese a todas las tempestades, en La Ciudadela hicieron pesar las virtudes de sus marines y lograron enderezar el timón para seguir liderando la carrera de navíos en la que está cabeza a cabeza con la embarcación de Quilmes (ambos con 16 puntos en la cima de la zona “A”).
Sortear el reto que supuso Chaco For Ever no fue sencillo. No obstante, Flores volvió a utilizar un recurso que sigue siendo un arma más que valorada en Bolívar y Pellegrini: la pelota parada.
Tal es la efectividad de esta vía que San Martín alcanzó la tercera conquista en el certamen: dos fueron de Nahuel Banegas (frente a Gimnasia de Jujuy y el lunes) y uno de Juan Orellana (a Talleres de Remedios de Escalada).
Es más, el “2” también estuvo cerca de romper el marcador frente a los chaqueños en el primer tiempo; pero su cabezazo, tras una jugada de “pizarrón”, pasó rozando el segundo palo.
Al referirse a este aspecto de juego es ineludible mencionar a Iván Molinas. La pegada del misionero fue clave en las jugadas que terminaron con la pelota dentro del área rival y es una de las variantes que tiene “Traductor” para destrabar los partidos.
Sin embargo, más allá de ese aspecto positivo, los puntos más destacados que le permitieron a San Martín llegar a la cima son: la jerarquía individual y el buen rendimiento físico.
El “santo” se acostumbró a comenzar a hacer la diferencia en las segundas partes. En concreto, en el campeonato consiguió tres victorias durante ese periodo y marcó seis tantos de los 10 convertidos en el torneo.
Mientras tanto, Juan Cuevas, Junior Arias y Pablo Hernández son nombres de mucha experiencia y que terminan haciendo la diferencia en cada partido. Ese es el motivo por el que, si bien San Martín todavía no deslumbra con la fluidez de su juego, termina haciendo valer el peso específico de sus individualidades.
El ex Everton de Chile tiene siempre una que otra ocasión de peligro, mientras que el uruguayo, la capacidad de generarse ocasiones casi por cuenta propia.
Hernández, en tanto, sigue elevando su nivel partido a partido y cada vez está interviniendo más a la hora de atacar. Incluso, en el último partido, logró rematar de cabeza al arco rival. Además, cada vez está elevando más su química con Gustavo Abregú, quien es el eje del equipo.
Este es el motivo por el que San Martín empezó a mantener una alta posesión. Si se toma en cuenta la última presentación, tuvo el 64% de tenencia de balón; estadística casi idéntica a la de la derrota frente a Chacarita.
En contrapartida, el gran problema del equipo es la falta de profundidad en los últimos metros. Ese es el motivo por el que todavía no termina de consolidarse como un gran equipo dentro de la categoría; y, también, la causa por la que perdió varios puntos en partidos en los que no fue totalmente superado por sus rivales.
La falta de creatividad y de desequilibrio termina siendo casi una constante en el equipo; un déficit que sigue sin ser subsanado y que se materializa al ver un equipo que, por momentos, lateraliza demasiado el juego sin lastimar a los rivales.
Una de las causas de este problema es que el DT todavía no encuentra el esquema. Con el 5-2-3 (dibujo que utilizó en las últimas presentaciones), San Martín consiguió una sola victoria (frente a Estudiantes de Caseros) y un empate (contra Quilmes). Luego cayó frente a Chacarita y no pudo dar vuelta la historia frente a San Miguel, partido en el que estrenó esta estrategia.
Esos números dejan en claro que este esquema todavía no logró su cometido principal: explotar la velocidad, y las escaladas de Banegas y Gonzalo Bettini como laterales-volantes.
En simultáneo, la vocación ofensiva hace que la defensa se adelante demasiado y quede expuesto a los contragolpes de los rivales; una situación que en el último partido fue controlada por Orellana quien empezó a mostrar mayor confianza a la hora de cortar los avances rivales.
Además, cabe recordar que frente a Gimnasia de Jujuy, Deportivo Maipú, Talleres y Chaco, el DT encontró las soluciones (y la victoria) cuando pasó a defender con cuatro defensores.
Más precisamente en el último, el equipo cambió la cara cuando quitó al defensor –extra- para lograr una mayor vocación ofensiva.
De esa manera, San Martín logró conseguir victorias que hoy lo posicionan en la cima (con cuatro en el fondo, también había vencido a los jujeños, al “botellero”, a Talleres)
No obstante, el punto que más preocupa en Bolívar y Pellegrini es la previsibilidad del plan del DT. Los rivales empezaron a “sacarle la ficha” y en varios partidos se vio un San Martín que no ofrecía sorpresas. Todo esto, formó un cóctel explosivo que derivó en la irregularidad que mostró en el torneo.
Pero la victoria reconforta y tranquiliza al “santo”. Flores intenta consolidar su idea, pero el equipo debe mejorar bastante.
Arsenal, un equipo que llega bien, será una prueba para ver de qué está hecho este San Martín que tiene virtudes, pero que necesita pulir sus defectos.