El desmembramiento del proyecto del Presidente en la cámara baja, y su posterior rechazo en el senado de la Nación, expusieron la inestabilidad emocional, el odio y la incapacidad del primer mandatario para liderar las transformaciones relatadas en su periplo hacia el sillón de Rivadavia. Los fracasos en el Congreso, y las continuas manifestaciones de rechazo a la gestión del Presidente, impulso a Milei, a adoptar la frase “no la ven”, para denostar y descalificar intelectual y profesionalmente a los miembros del poder legislativo, incluso a los que traicionaron a Tucumán en su nombre (“Escenario Fragmentado”, LA GACETA, 24/2/24/) Sus reiterados y estrepitosos reveses lo obnubilaron, impidiéndole advertir los efectos residuales del ajuste llevado a cabo durante más de 100 días de gestión. Las reiteradas frustraciones, convirtieron al Presidente en víctima de la frase porque “no vio”; las maniobras de los supermercadista en las ofertas del 2x1; el impacto negativo de las importaciones de alimentos, en la balanza comercial, por el cierre de las fuentes de trabajo, por la pérdida de dólares etc.; que un miembro de la CSJN, recién se retira el 29 el diciembre y ya nomino a dos candidatos para reemplazarlo; que eliminar la obra pública, frena el desarrollo del País, con de miles de despidos en el sector; que las jubilaciones no son un gasto público, son una retribución social; que el superávit fiscal, no se logra dejando a los trabajadores en la calle, también se logra aumentando las exportaciones por sobre las importaciones etc. Lo absurdo, es que el FMI tenga que interceder por los pobres ante el Presidente, porque las organizaciones gremiales, siempre están en infinitas y silenciosas sesiones permanentes. Frente a este escenario de crisis, el creador del Movimiento Peronista, proponía enfrentar la misma, “… con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes…”

José Emilio Gómez 

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