Estamos en Semana Santa, hoy es Pascuas. Es una fecha muy significativa para la grey cristiana, sin alusión a ninguna religión en especial, solo a los seguidores de Cristo, cualquiera sea su doctrina. En estos días tan especiales en los que siempre nos hacemos las preguntas de rigor. ¿Amo a Dios por sobre todo? ¿ he sido un buen cristiano?, ¿un buen seguidor de Cristo? ¿He representado en algo, lo que esa responsabilidad demanda? ¿He honrado con mis actos tan grande sacrificio? No me refiero a las tradiciones, ni las normas implementadas por el hombre. Me refiero al verdadero sentir de Cristo: ¿He sido un buen padre, amoroso y dispuesto a velar y enseñar lo mejor, sembrar buenas semillas, para obtener dulces frutos de nuestros hijos? ¿He sido un buen hijo, respetuoso, cariñoso dispuesto a cuidar de mis padres y brindarles todo lo que ellos se merecen? Para que se cumpla en nosotros, la promesa del mandamiento, honrarás al padre y la madre y serás de larga vida. ¿He sido un buen hermano, comprensivo, lleno de paciencia y dulzura, tolerante y compañero? Para ser un ejemplo de amor fraterno para los demás. ¿He sido un buen cristiano? ¿Amo a mi prójimo, como nos mandó nuestro Señor? ¿Visité a los enfermos, a los ancianos, ayudé al necesitado, hice algo por los niños, hice algo especial por alguien? ¿Hice que alguien se sintiera mejor con mi actitud, que se sintiera especial, alegré su vida por unos segundos, suavice sus penas con palabras de aliento, o con el simple hecho de ofrecer mi amistad y compañía? Eso es ser un buen cristiano, no se requieren grandes actos, ni enormes sacrificios, solo intentar cada día hacer algo bueno, algo distinto, diferente, sorprender al egoísmo que reina en el mundo, con mis manos extendidas, dispuestas a levantar y sostener, al caído, con mis brazos abiertos, dispuestos a dar un abrazo y contener, a quien lo necesite, o porque sí, sin motivos especiales, sin fechas, ni conmemoraciones, solo por el hecho de sentir el corazón de esa persona cerca del nuestro. Que diferente sería este mundo, qué hermoso sería vivir en él, si tan solo nos propusiéramos cada día ser buenos seguidores de Cristo, un buen soldado, un buen cristiano. Hoy, cuando estemos en la mesa, recordemos ese sacrificio perfecto, esa esperanza de vida. Les contemos siempre a nuestros niños, qué se conmemora en Pascuas, cuando les demos su tan esperado huevo de pascuas, que lo reciban sabiendo que no tiene nada que ver con lo que estamos festejando, que como cristianos celebramos, que se nos renovó el contrato, que gracias al sacrificio perfecto que por amor realizó nuestro Señor Jesucristo, hoy tenemos esperanza de vida, de salvación. “Si confesares con tu boca, que Jesús es el señor y creyeres en tu corazón, que Dios le levantó de los muertos serás salvo”. Felices Pascuas de Resurrección.

Elisa Angelica Pombo 

pomboelisaangelica@hotmail.com