NUEVA YORK, Estados Unidos.- Ante la explosión de la inteligencia artificial, que despierta tanto entusiasmo como preocupación, la Asamblea General de Naciones Unidas pidió que se creen “normas” internacionales, en la primera resolución que se adopta sobre este delicado asunto. El texto, preparado por Estados Unidos y copatrocinado por un centenar de países, se adoptó por consenso tras varios meses de negociaciones.
La resolución, que excluye la IA militar, subraya “la necesidad de establecer normas que garanticen que los sistemas de inteligencia artificial son seguros y fiables”. El objetivo es “promover, en lugar de obstaculizar, la transformación digital y el acceso equitativo a los beneficios de estos sistemas”, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que buscan un futuro mejor para la humanidad de aquí a 2030.
“Es un paso histórico hacia el establecimiento de normas internacionales claras para la IA y para fomentar sistemas de IA seguros y fiables”, reaccionó la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris. En un comunicado, pidió abordar “desde los riesgos catastróficos para toda la humanidad hasta los daños sufridos por individuos y comunidades, como los prejuicios”.
La aparición a finales de 2022 de ChatGPT, de la empresa californiana OpenAI, capaz de escribir disertaciones, poemas o hacer traducciones en segundos, otorga a los intentos de regular la IA una nueva dimensión. Este sistema reveló el enorme potencial de la IA, pero también expuso sus riesgos para la democracia, en un año en que la mitad del mundo elegirá a sus líderes, o por la difusión de fotografías o videos falsos que pueden manipular a la opinión pública y arruinar la vida de las personas. El texto reconoce que, sin “salvaguardias”, la IA puede socavar los derechos humanos, reforzar los prejuicios y la discriminación y poner en peligro datos personales.
La resolución se centra principalmente en los beneficios potenciales de la IA para el desarrollo, y afirma estar “comprometida con la reducción de la brecha digital” entre países y dentro de ellos.
Para el embajador de Marruecos, Omar Hilale, se trata de un “trampolín para las iniciativas multilaterales existentes y futuras sobre cooperación digital” aunque “no es un fin en sí misma, sino el comienzo de nuestro viaje colectivo” para “un desarrollo sostenible que no deje a nadie atrás”.