Ayer se hizo pública en el Boletín Oficial la aprobación de la medida que habilita la producción de vino sin alcohol o con baja graduación alcohólica. Siguiendo el camino de la cerveza, los productores buscan repuntar las ventas del año pasado, pero las polémicas ya empezaron.

Si es vino o no es vino según el alcohol que contenga es un dilema que surgió hace años y que volvió a instalarse con la aprobación del Gobierno Nacional. Algunos sectores de bodegueros ya habían manifestado su desacuerdo con esta implementación que había pujado por instalarse años anteriores.

Vino sin alcohol o parcialmente desalcoholizado

La resolución 5/2024 incorporó a la Ley General de Vino 14.878 la producción de "Vino Parcialmente Desalcoholizado y Vino Desalcoholizado o Vino Sin Alcohol", lo que permitiría a los vitivinicultores reducir o eliminar las graduaciones de alcohol que se ubicaban tradicionalmente entre el 13 y el 15% -18% como límite legal permitido-.

La medida apunta a subsanar las pérdidas que se produjeron durante 2023, cuando las ventas cayeron hasta un 30%. "Es una actualización a la realidad que el mercado viene planteando desde hace un tiempo, que se trasluce en que hay un cambio generacional con menor consumo de alcohol", declaró Sergio Villanueva, presidente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA) a La Nación.

Según la resolución, "para realizar la práctica de desalcoholización, sólo se podrán utilizar los equipos que autorice el INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura), quien fijará la disminución máxima del grado alcohólico y la merma de cada uno”. Cabe remarcar que se considera "Bebida obtenida por desalcoholización de vino" a la que, luego de la extracción de alcohol, termina con un volumen de entre 0 y 0.5% de alcohol.