FRANJA DE GAZA.- Determinado a lanzar una ofensiva en Rafah, Israel permanece impreciso sobre sus planes para evacuar a cientos de miles de civiles hacinados en esa ciudad del sur de Gaza, una operación que organizaciones humanitarias consideran casi “imposible”.
“Entraremos en Gaza”, ha afirmado en varias ocasiones el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. En esta ciudad en la frontera cerrada con Egipto se encuentran refugiados los palestinos que han huido de los combates entre Israel y el movimiento islamista Hamas en el resto de la Franja de Gaza.
Según Naciones Unidas, 1,5 millones de civiles se refugiaron en Rafah, donde antes de la guerra vivían entre 200.000 y 300.000 personas.
Netanyahu, que prometió “destruir a los últimos batallones de Hamas” en Rafah, aseguró el domingo que no lanzaría una operación “mientras que la población esté atrapada allí” y afirmó que recibió por parte del ejército planes de evacuación.
Pero Israel no ha revelado ningún detalle sobre esta evacuación masiva, un desafío que muchas organizaciones humanitarias consideran imposible en el territorio devastado, bombardeado y en donde no hay ningún lugar seguro, resume Nadia Hardman, de Human Rights Watch (HRW).
El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Israël Katz, se mostró evasivo el lunes en la radio pública Kan. “Evacuaremos a los ciudadanos antes de cualquier operación masiva. No hacia el norte, pero hacia el oeste. Hay países árabes que pueden ayudar instalando tiendas de campaña, u otras cosas”, dijo.
El portavoz del ejército, el contraalmirante Daniel Hagari, mencionó la semana pasada ante la prensa la creación de “islas humanitarias” en el centro de la Franja de Gaza, con la ayuda de la comunidad internacional.
“Sinceramente, no sé dónde se supone que se instalarán (...) si al norte o al sur de Wadi Gaza”, un río en el centro del territorio, se preguntó Jamie McGoldrick, coordinador humanitario de la ONU para los territorios palestinos, refiriéndose a un escenario “muy difícil” para las ONG en caso de una evacuación masiva. “Naciones Unidas no participará en ningún desplazamiento forzoso” de la población, subrayó.
Estados Unidos pidió “ver” los planes israelíes y advirtió de que no apoyará ninguna acción que no tenga en cuenta a los civiles.
Hardman fue categórica: “Desplazar a 1,5 millones de personas en una zona devastada es absolutamente imposible”, declaró. “¿Dónde se supone que va a ir esta gente?”.
Israel declaró ciertas áreas como zonas humanitarias protegidas, especialmente Al Mawasi, una zona costera en el sur del territorio entre Jan Yunis y Rafah. Pero cientos de miles de personas ya se han refugiado allí en tiendas de campaña, y la zona ha sido bombardeada varias veces desde que comenzó la guerra hace más de cinco meses.
“La gente no sabe adónde ir”, dijo Hardman, denunciando “un mosaico de órdenes de evacuación que no tienen sentido”.
Estados Unidos, aliado de Israel, también expresó su “profunda preocupación” por el plan israelí, estimando que una ofensiva en Rafah sería un “error”.
En Rafah, los desplazados están hartos. “Que hagan lo que quieran. Mienten. No hay ningún lugar seguro”, estimó Husein Al Helu, un hombre de 38 años que vive en Al Mawasi en una tienda de campaña con su mujer, sus seis hijos y su madre.
“¿Adónde iremos si entran en Rafah? ¿Dónde encontraremos carpas, colchones, cobijas? Nos desplazaron y destruyeron nuestras casas. ¿Qué más pueden hacernos?”, preguntó Sabah Al Astal, de 50 años, oriundo de Jan Yunis y desplazado con su familia en el oeste de Rafah.
Netanyahu está determinado a lanzar esta ofensiva, anunciada desde hace más de un mes, pese a “la presión internacional”. Pero para David Khalfa, especialista de Medio Oriente en la Fundación Jean-Jaurès, la amenaza es parte de “la guerra psicológica”.
“Los israelíes se mantienen ambiguos sobre sus planes porque no quieren mostrar sus cartas, para mantener a Hamas en la incertidumbre”, señaló.