Una cuestión de expectativas. Así, como siempre, se mueve el dólar en la Argentina. Si las medidas con las que el presidente Javier Milei pretende corregir los desequilibrios macroeconómicos de un país en crisis dan resultados, la luz al final del túnel será la de un resurgimiento de la actividad, no la de un tren. En medio de ese proceso de corrección de las variables económicas, la actual gestión de Gobierno requiere de un consenso político para instrumentar definitivamente su plan. En ese aspecto, esta semana que pasó el mercado le dio cierto crédito a la Casa Rosada: el dólar “blue” y también las cotizaciones financieras se movieron en la zona de los $ 1.000 por unidad. Las cotizaciones libres perdieron cerca de un 5% a lo largo de la semana. Ayer rebotaron y, así, recortaron la pérdida.

El paralelo subió $ 10 para cerrar en torno de los $ 995 por unidad, tras cuatro jornadas en descenso. En tanto el MEP se movió con más velocidad para quedar en los $1.003. Por su parte, el Contado con Liquidación se ubicó casi un 4% por encima del MEP y del “blue” y cierra la semana por los $ 1.040.

Según el economista Gustavo Ber, la atención de los operadores y de los inversores se concentra en las negociaciones que se reanudaron con los gobernadores en busca de poder volver a impulsar las reformas necesarias así como el capítulo fiscal a fin de poder contribuir a la sustentabilidad de la mejora en las cuentas públicas. Ello resulta crucial para poder extender el clima de mejores expectativas, en medio de una recesión y aún una elevada inflación, ya que podría contribuir a amortiguar los efectos sobre el humor social al inducir que el mayor esfuerzo tendrá recompensa, considera el analista.

Sin cambios en el “crawling-peg” al ritmo del 2% y con la acumulación de reservas avanzando a muy buen ritmo, los operadores se encuentran atentos a la evolución de esa dinámica sobre todo a medida que se sigue deteriorando la competitividad, ya que resulta indispensable para poder avanzar a futuro con la unificación y salida del “cepo”. Esta semana que pasó el economista Ricardo Arriazu arriesgó un diagnóstico. “Si siguen con la política fiscal como hasta ahora, posiblemente en la segunda parte del año se pueda unificar el mercado cambiario. Pero no lo van a poder hacer de golpe”, manifestó el ex director del FMI durante un encuentro organizado por MegaQM, una empresa especializada en fondos comunes de inversión (FCI). Como el resto de sus pares, Arriazu sigue convencido que la clave para que la economía se encarrile sigue siendo la gobernabilidad del país.

Cuestión de pesos

Luego del importante descenso acumulado, los dólares financieros están encontrando un piso en la zona de los $ 1.000 ya que se estaría activando una mayor demanda, al ubicarse la brecha en torno al 20%, a la espera de las señales políticas y económicas dentro de un contexto donde aún se impone la oferta de divisas por las exportaciones y una recesión que empuja a muchos participantes hacia el “descanuto”, apunta Ber.

Ahora bien, ¿de dónde viene la Argentina en su puja por captar más dólares? En 2023, la dinámica de la macro se deterioró en forma significativa por el hecho que el Banco Central mantuvo una política expansiva del Crédito Interno (por ejemplo, préstamos al Tesoro para financiar el déficit fiscal) a un ritmo muy superior al de la variación en la demanda de pesos. Así, la economía acumuló excedente de pesos y se experimentó caída en las reservas internacionales y devaluaciones en el tipo de cambio oficial, junto con la suba de los tipos de cambio libres que se trasladaron a precios e inflación, detalla Gustavo Reyes, economista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral).

En los últimos tres meses, en cambio, la dinámica se revirtió, observa el analista de la Fundación Mediterránea. El Banco Central redujo fuertemente el Crédito Interno (variación negativa) y, dado el aumento en la demanda nominal de base monetaria (necesidad de tener más pesos para transacciones con precios más elevados), el BCRA también comenzó a comprar dólares. De esta forma, las reservas de la entidad monetaria (brutas y netas) se empezaron a recuperar, esto redujo la intranquilidad en el mercado financiero y los depósitos privados en dólares también pasaron a incrementarse.

En este marco, la tasa de inflación también evidenció desaceleración, pasando de 21% en las últimas dos semanas antes del 10 de diciembre de 2023 al 11% en las últimas dos semanas de febrero, con datos mensualizados para ambos casos. Más allá de esto, es preciso indicar que la inflación continúa en un andarivel muy elevado y potencialmente inestable, advierte Reyes.

Modificar la dinámica del crédito interno fue clave para alcanzar los resultados reseñados. “Justamente, éstas son las variables a monitorear para evaluar la continuidad y una mayor consistencia del fenómeno analizado”, explica. La evolución fiscal y su financiamiento, la evolución de los pasivos del Banco Central y la magnitud de los intereses pagados por esos pasivos seguirán siendo claves para ampliar el horizonte de la coyuntura.

En definitiva, expresa el economista del Ieral, mientras más se avance en un consenso político para realizar las reformas estructurales planteadas en el pacto social del 25 de mayo, mayor será la confianza en el plan económico y esto redundará en una recuperación de la demanda de pesos que también ayudará en el proceso de estabilización inflacionaria y cambiaria.