En un breve cameo en la cantina de un oscuro bar aparece el mozo mismo atado al alcohol, como a la vida misma.
Hace 30 años moría Charles Bukowski, uno de los grandes escritores de Estados Unidos y creador de un estilo, el realismo sucio (también conocido como minimalismo sucio).
Pero por sobre todo fallecía “el poeta maldito” que desenmascaró el “sueño americano”, tomó partido por los fracasados y retrató un capitalismo que marginaba a millones de desclasados.
La película que en esta ciudad se proyectó con el nombre “Mariposas de la noche” (1987), fue dirigida por Barbet Schroeder y escrita por el mismo Bukowski, y aunque no es una biopic, sí podía identificarse gran parte de su vida en esas imágenes. Ahí se encontraba por ejemplo su alter ego, Henry Chinaski, un tipo alcohólico, mujeriego y misántropo.
El personaje central, Henry, interpretado por Mickey Rourke dice de sí mismo: “Cualquiera puede ser un no borracho. Se requiere de un talento especial para ser un borracho. Se necesita resistencia. La resistencia es más importante que la verdad”.
Cuando se googlea Bukowski se multiplican por decenas los links con sus famosas frases, que las escribió en libros como “Mujeres”, “Pulp”, “La senda del perdedor”, “El amor es un perro del infierno”, “La máquina de follar”, “Hollywood” o “Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones”. Son frases directas, que pegan y duelen, y no poco.
El “poeta maldito” era una máquina de escribir pero sólo a los 49 años pudo dejar de trabajar en la oficina de correos, para publicar sus relatos en “Cartero”.
Poesías, ensayos, relatos, diarios, artículos, notas y novelas, forman parte de su vida que terminó la leucemia, y con un epitafio en su tumba: “No intentar”.
“Soy un tipo peligroso cuando se me deja solo frente a una máquina de escribir”, le dijo a uno de sus editores, lo que puede leerse en el libro “La enfermedad de escribir”.
En una entrevista (1987) que le hizo el actor Sean Pean aseguró que “Estoy fotografiando la vida. Me metí en muchos problemas con montones de cosas. Por otro lado, los problemas venden libros. Pero, finalmente, cuando escribo es para mí (en ese momento da una larga pitada a su cigarrillo). Es como esto. La pitada es para mí, la ceniza es para el cenicero. Eso es publicar. Nunca escribo durante el día. Es como correr por el supermercado desnudo. Todos te pueden ver. En la noche es cuando sacas los trucos de la manga… la magia”.
En “Cartero” ya están delineados los olvidados del sueño americano, prostitutas, vagos, alcohólicos, tratados con un lenguaje directo, descarnado, nada de eufemismo. Para algunos estos relatos constituyen una apología del fracasado.
El escritor Alejandro Guerrero dice que fue un provocador de lenguaje soez, obsceno (‘inefable’, diría Borges). “Con esos recursos su literatura organizó situaciones tenebrosas, tétricas, que lo convirtieron, según la revista Time (1986) en ‘el laureado de los bajos fondos de los Estados Unidos’. Eso fue Bukowski: un portavoz de los bajos fondos, y desde allí destrozó el ‘american dream’. No hay sueño alguno para la clase obrera, y los trabajadores se ven arrojados del “american way of life” (modo americano de vida) y deben padecer, en cambio, un “american way of dead” (modo americano de muerte)”, reseña el director de la editorial El Viejo Fantasma.
El realismo sucio
Algunos estudiosos de la historia de la literatura establecen un cuadro en el que a Ernest Hemingway y Arthur Miller lo continuaron, aunque rompiendo con ellos, la generación beat de Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs, a fines de los 50 y principios de los 60. Y a éstos, el realismo sucio, con Raymond Carver y el mismo Bukowski.
(Aunque varios importantes quedan afuera de esta lista, como William Faulkner o Tobías Wolff).
Raymond Carver trabajó como empleado de limpieza, obrero en un aserradero y vendedor. Ya se contó líneas arriba que el escritor de “La máquina de follar” trabajó más de una década como empleado de correo.
Este dato es común a ambos, más que el alcoholismo. Pero también uno y otros comenzaron a publicar en la cuarta década de vida. Así, Carver podría ser protagonista en cualquiera de las novelas y relatos de Bukowski.
Carver publicó en 1976 “¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?”.
El padre del llamado “realismo sucio”, hacía un tipo de literatura carente de todo adorno estilístico que se basaba absolutamente en la realidad y lo cotidiano como punto de partida, fue un desheredado social, empleado de un comercio por las mañanas y barredor de la zona de estacionamiento de un restaurante por las noches (solo escribía los fines de semana).
La escritura calmaba el dolor del alcohol, el desamor y la vida, se atrevió a señalar un analista.
En la década del 80, los autores del realismo sucio ganaban millones de lectores y admiradores, eran citados a numerosas conferencias, entrevistas, pero sus vidas no cambiaron.
Carver le escribió este poema:
“Vos no sabés qué es el amor
(una tarde con Charles Bukowski)”
Vos no sabés qué es el amor
dijo Bukowski
tengo 51 años
y estoy enamorado de esa pendeja
me pegó fuertísimo
pero no te preocupés
ella también está enganchada
así debe ser mi viejo
yo me les meto en la sangre
y ya no pueden olvidarme
(fragmento)
En otras artes
Charles Bukowski, así como se interesó por el lenguaje cinematográfico y guionó y participó en algunas películas, antes había estudiado arte en Los Angeles City College.
Posteriormente en esa institución estudió periodismo y literatura. A los 24 años dio a luz su primer relato corto al que llamó ‘‘Secuelas de una larguísima nota de rechazo’’ y dos años más tarde publicaría el segundo, hecho que lo deprimió y decepcionó, ya que él esperaba ser exitoso rápidamente y no lo logró. Gracias a los conocimientos obtenidos en este período el artista pudo crear más de mil obras plásticas con distintas técnicas y actualmente sus pinturas se cotizan en miles de dólares.
La danza contemporánea, igualmente, planteó sus cuentos y relatos a través de las coreografías, como en “Dogs and angels” donde a través del acto escénico se representa la crudeza de los hombres, el incalculable poder de la iglesia, la angustia del alcoholismo y la misma pereza ante la vida y de gozar la muerte en vida. Aunque no creó su propia dramaturgia en todo el mundo, su vida y sus textos fueron puestos en escena por numerosas compañías.
La película
Barber Schroeder le encargó el guión original de Barfly” al escritor y luego pasó ocho años intentando realizarlo. (en un momento, amenazó con cortarse los dedos si el presidente de Cannon Group no lo financiaba; el resultado de la historia se puede deducir por el hecho de que se trata de un lanzamiento de Cannon).
Rourke y Faye Dunaway toman sus personajes como oportunidades y se estiraron como actores, al aceptar cambios y escenas extremas. Schroeder nunca intentó imponer demasiado orden artificial a los acontecimientos; de hecho, se comprometió a filmar el guión de Bukowski exactamente como estaba escrito, con todos sus detalles confusos pero románticos.
En 1973, otro largometraje documenta su viaje a San Francisco para dar un recital de poesía. El film “Ordinaria locura” (1981), está dirigido por Marco Ferreri y protagonizado por Ben Gazzara y Ornella Muti; está basada en relatos de Charles Bukowski, y cuenta cómo un poeta pasa su vida oscilando entre terribles borracheras y extravagantes mujeres de todo tipo.
Pero fueron múltiples series y películas, como por ejemplo “Californication” que son guiños y homenajes a este escritor.
Ídolo
Charles Bukowski declaró que John Fante era su ídolo. Contó que cuando era muy joven y muy pobre, se metía en una biblioteca para leer y distraer el hambre. En ese lugar, tras aburrirse de los clásicos y de los textos de medicina, había encontrado una novela cuyas “líneas se encadenaban con soltura a lo largo de las páginas, allí había fluidez. Cada renglón poseía energía propia y lo mismo sucedía con los siguientes. La esencia misma de los renglones daba entidad formal a las páginas, la sensación de que ahí se había esculpido algo”.
Para Bukowski, Fante fue una inspiración, un modelo literario a seguir. “Fante fue un autor visceral, maestro de la sencillez y padre bastardo del realismo sucio, su prosa ha marcado irremediablemente la literatura posterior a la segunda mitad del siglo XX”, señala un reconocido periodista cultural español, Lucas Méndez.
El otro
En 2022, en Página 12, el escritor Enrique Medina (“Las Tumbas”), comenta: “Importa decir que, además del Bukowski bizarro, que, con justa razón se admira, hay otro que a muchos se les escapa, y a mí me cautiva. Y es el escritor íntimo, tierno, que se encuentra en esa magistral página en la que le agradece a sus piernas llevarlo de un lado a otro; o cuando sus fanáticos le escriben contentos por el asesinato de Kennedy y él los rechaza y defiende el sistema democrático; o cuando recuerda lleno de felicidad la primera vez que vio un texto suyo publicado en una revista”.
Y repito: cuando logra ser relativamente respetado entre el gremio intelectual, y convertirse en un autor de culto, con millones de admiradores, Bukowski- Chinaski no cambia su vida.