Las pasiones mueven montañas y hacen que muchas personas concreten actos que tranquilamente podrían ser denominados como locuras. Y el fútbol está repleto de ese tipos de historias.

Kilómetros a pie, tatuajes, cambios de looks y hasta sacrificios son parte del pack de promesas que lanzan los fanáticos con tal de cumplir un sueño. Pero, hay historias en las que la simple existencia de una gota de amor termina llevando a un hincha a tomar decisiones que rompen con la cotidianidad y sorprenden mucho.

Muy conocido es el caso de Walter Rotundo, el fanático que se había vuelto noticia después de llamar a sus hijas Mara y Dona. Además, para completar el combo, su único hijo fue llamado Diego Amado. Sí, un gran homenaje para uno de los futbolistas más grandes que dio esta tierra.

También aparece la historia de Roberto Del Piero quien nombró a su hija como Francesca Lacadé en clara referencia al club de sus amores: Racing.

Tucumán también cuenta con este tipo de historias. Néstor Salazar, o “Antuco” como es conocido en el barrio San Cayetano, es fanático de San Martín. A diferencia de otros padres que comparten su pasión con cánticos y camisetas, el hincha subió la apuesta e hizo que sus descendientes llevaran al club de sus amores en sus identidades. Este fue el motivo por el que los nombró Santo Martín y Ciudadela.

“Es algo que lo pensé hace mucho. Con mis otros hijos más grandes había hecho algo similar. Al mayor, de 24 años, le puse Santo Martín pero yo le quería poner San Martín. En ese tiempo no me dejaban en el Registro Civil. Por eso terminó en esa derivación”, comentó. “Cuando nació mi hija del medio, que tiene 22, yo pensaba en ponerle Ciudadela pero tampoco me dejaron. Al final se llamó Antonella. Y ahora que no hay tantos problemas con los nombres, aproveché para ponerle así a la más chiquita”, añadió.

En concreto, Ciudadela nació el 18 de octubre de 2022 y a su corta edad empezó a asistir a la popular del estadio homónimo. “La madre también es fanática de San Martín así que no hubo problemas. Ninguno de los dos dudó. Encima es el único nombre que tiene para que no la llamen de otra forma”, explicó el hombre de 48 años, aunque también su nombre está expuesto a las abreviaciones. “La mayoría le dice ‘Cici’, pero mi viejo la llama ‘Ciu’”, puntualizó.

A modo de conclusión, “Antuco” dejó en claro que la idea principal de utilizar estos nombres fue para que la pasión por San Martín se transmita de generación en generación. “Santo Martín es re fanático y veneno del club. Todos en la casa amamos a San Martín. Cuando era chico, iba a la cancha con mi mamá y mi papá. Mi hermana también. Es todo un plan familiar. Espero que ellos sigan con esa cadena”, sentenció.