Según los expertos, las hormonas cumplen una función importante como mensajeros químicos del cuerpo humano. En las últimas semanas, una investigación de la Universidad de Tokio reveló cómo una de estas hormonas es clave en enfermedades como la demencia y el alzheimer.
Hay un grupo de hormonas que se encarga de ayudarnos a generar sensaciones de bienestar, que suelen ser llamadas hormonas de la felicidad, dado que son las responsables de experimentar bienestar.
Stephanie Watson, ex editora ejecutiva de Harvard Women’s Health Watch, especificaba en una publicación de la Universidad de Harvard cuáles son estas cuatro hormonas de la felicidad: la serotonina, dopamina, endorfinas y la última, en la que vamos a hacer foco, es la oxitocina.
Un estudio realizado por científicos japoneses destacó el efecto de este neurotransmisor en la función cognitiva, lo que podría ser un avance prometedor para el desarrollo de terapias contra la demencia y el alzheimer
La oxitocina está directamente relacionada con el placer y el afecto, ya que ayuda al cerebro a sentir cariño por las personas que componen nuestro entorno, permitiendo sentir hacia ellas lo que no sentimos hacia los desconocidos, según se describen en el sitio web de la Clínica Dávila, de Colombia.
No por nada se la llama la hormona del amor, dado que aquellas personas que tienen contacto físico y relaciones sexuales de calidad con frecuencia logran mayores niveles de oxitocina.
Además, explican los especialistas, durante los nueve meses de gestación, el cuerpo de la mujer es sometido a un estrés constante: falta de sueño, incomodidad, reflujos entre otros factores.
La oxitocina, entonces, ayuda al cerebro a no asociar todo el proceso del embarazo y parto, con dolor o sufrimiento. Y además cumple un papel durante la lactancia.
La oxitocina puede ser eficaz en revertir la pérdida de memoria relacionada con trastornos cognitivos, entre ellos la enfermedad de Alzheimer. A esta conclusión arribaron científicos después de un estudio experimental de la Universidad de Ciencias de Tokio, Japón. El objetivo era específico: determinar el potencial de la oxitocina como herramienta de tratamiento clínico para la enfermedad de Alzheimer.
El deterioro cognitivo y la pérdida de memoria observados en esta enfermedad se atribuyen a la acumulación de la proteína amiloide, que altera la función neuronal en el cerebro, señala el informe, publicado en Neuropsychopharmacology Reports.
Ahora, estos científicos demuestran que la oxitocina también regula el comportamiento cognitivo en el sistema nervioso central de los roedores. Dicho hallazgo, junto con la identificación de receptores de la hormona del amor en las neuronas del SNC, despertaron el interés de los neurocientíficos para revertir la pérdida de memoria relacionada con trastornos cognitivos como el mal de Alzheimer.