“Arréglate conmigo para…”. Con esa frase se inician millones de videos que inundan las redes sociales, en las que los usuarios invitan a su comunidad a prepararse con ellas o ellos para algún evento específico. Parece inofensivo pero este tipo de contenido ha calado hondo en la mente de niñas que cada vez a más temprana edad empiezan a consumir productos de skincare y maquillaje para imitar lo que ven en las pantallas.
En Europa y Estados Unidos la tendencia ha crecido tanto, que el fenómeno se estudia por expertos bajo el nombre de “Sephora kids”, a raíz de una marca de belleza que lanzó productos para menores que son arrasados de los estantes.
Tucumán no es una isla y un relevamiento de LA GACETA confirmó que en la provincia son cientos de niñas las que buscan en tiendas, desde productos de cuidados para la piel hasta uñas postizas e insumos más sofisticados.
“Llegan de la mano de sus mamás y tienen solo 10 u 11 años”, cuenta una de las empleadas de las dos grandes cadenas con sucursales de accesorios y skincare, a donde las nenas van en busca de cosméticos.
Y detalla sorprendida: “aquí suelen elegir mascarillas, que por lo que comentan, son para jugar con amiguitas en algunas reuniones, pero también se llevan limpiadores faciales o cremas hidratantes que no son indicadas para su piel”.
En la otra empresa que se encuentra en el Jardín de la República, incluso se ha dado un paso más allá y al lado de accesorios para el cabello cubiertos de brillos y mochilas de peluche hay toda una línea de maquillaje “kids”.
Allí se exponen brillos labiales que se pueden colgar de bolsos escolares, sombras de ojos, delineadores, iluminadores e incluso, set de brochas.
Cómo empezó
“La virtualidad ha ganado mucho terreno en la cotidianeidad de los niños, y a raíz de la pandemia podríamos considerarlo como un hito que ha visibilizado y ha profundizado los cambios en el juego”, comentó respecto al origen de esta problemática la psicóloga clínica de niños y adolescentes María del Milagro Cruzado en un análisis para este diario.
“Las infancias son distintas a las de antes. Los más pequeños ya no suelen estar en la calle con amigos, jugando a las escondidas o pasando tiempo al aire libre, sino en casa con computadoras gamers, celulares y otros dispositivos portátiles”, describió al hablar de la irrupción de la tecnología en la niñez.
“Se desplazó el juego espontáneo por la virtualidad y ahora ellos piensan en su entretenimiento a través de alguna aplicación del celular y en este escenario también entran TikTok o YouTube, que al fin y al cabo constituyen otro tipo de juego, porque es lo que el niño consume en su tiempo libre”, explicó.
“Pasamos de infancias que ahora se ven con nostalgia, en donde se jugaba en plazas, a juegos que generan cierta pasividad, porque de repente los niños están deslizando el dedo por la pantalla, y es ahí es donde está el riesgo: que queden pasivos en todas estas dinámicas nuevas”, cerró.
Un síntoma
Mirar a otras jóvenes maquillarse frente al espejo, o pararse de cara a una cámara para mostrar rutinas de belleza, tiene aristas más profundas que la superficialidad que aparenta y para la psicóloga es un síntoma de una incipiente adultización de los niños.
“Esto se relaciona con el uso compulsivo de las redes sociales, con Tik Tok y Youtube a la cabeza, aunque también se imponen ciertas cuestiones derivadas de exigencias que pueden irrumpir en el desarrollo de los niños, como por ejemplo, la exigencia de los padres a que tengan un futuro brillante”, precisó. “Hay una sobre estimulación a que el niño salga del colegio y vaya a tal actividad y que después pase a otra actividad, y eso sumerge a ese pequeño en un frenesí con tiempos adultos que borran los momentos en los que podría aburrirse y buscar a partir de la creatividad jugar o hacer algo más que estar frente a pantallas”, comentó Cruzado. “Las redes sociales agigantan el problema porque en internet se refuerza el replicar hábitos de adulto”, sentenció.
Buscar estrategias
Para encontrar una solución que evite que los niños sigan estas tendencias que causan daños dermatológicos, y a largo plazo, deterioros en la salud mental, el camino parece ser alejarlos de dispositivos electrónicos, sin embargo, la psicóloga no recomienda ir por esta opción.
“Quitarles el celular o la computadora no es una buena estrategia, ya que sería mejor trabajar con este contexto en el que no van a dejar de convivir. Además, son medios de socialización y sacárselos sería también aislarlo”, refirió.
“Lo que debe hacerse es reforzar la presencia de una regulación materna o paterna en el, porque hay muchos adultos que hoy son facilitadores”, aconsejó la especialista.
“El adulto tiene que hacerse responsable de aquello que mira su hijo”- enfatizó- “y ver qué plataformas usan, cuál es el contenido que consume, porque siempre hay un lado B y hay mucho contenido que se difunde en estas redes que hasta sexualiza a los menores”.
“Que el uso esté supervisado ayudará y contrarrestará lo que se ve en la actualidad porque los problemas de la piel son sólo un ítem, hoy en día hay niños con ansiedad, con problemas oculares por el uso excesivo de la pantalla, hay adolescentes que tienen artritis, y muchas enfermedades que se presentan a raíz de todas estas prácticas que rompen con la infancia que del juguete y de los niños”, finalizó.
(Producción periodística: Ariane Armas)