Más de 1.000 millones de personas en el mundo viven actualmente con obesidad, lo que marca un hito preocupante en la lucha contra la desnutrición, según un estudio financiado por el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido y la Comisión Europea.
El estudio, publicado en la revista The Lancet, fue realizado por la Colaboración sobre Factores de Riesgo de ENT, una red global que incluye a más de 1.500 investigadores y profesionales, enfocada en proporcionar datos precisos y actualizados sobre los factores de riesgo para enfermedades no transmisibles a nivel mundial, coordinada por el Centro Colaborador de la OMS en el Imperial College de Londres.
Este estudio, que analizó datos de más de 220 millones de personas en más de 190 países, destaca un aumento cuádruple en las tasas de obesidad entre niños y adolescentes desde 1990 hasta 2022, mientras que entre los adultos las cifras se han más que duplicado. La obesidad afecta a 159 millones de jóvenes y a 879 millones de adultos en total.
Cambio de paradigma
Paralelamente, la prevalencia de personas con insuficiencia ponderal disminuyó significativamente en este período, lo que lleva a un cambio paradigmático en el que la obesidad se convirtió en la forma más común de desnutrición en muchos países.
Este cambio sugiere que un número creciente de personas en todo el mundo está consumiendo dietas que son energéticamente densas (altas en calorías) pero pobres en nutrientes esenciales, lo que lleva a un aumento de peso y a la obesidad, mientras que su cuerpo sigue estando desnutrido de vitaminas, minerales y otros nutrientes importantes.
Este fenómeno se observa con mayor incidencia en naciones insulares del Pacífico y del Caribe, así como en países del Medio Oriente y del Norte de África.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, enfatizó en la necesidad de prevenir y controlar la obesidad desde la infancia hasta la adultez, promoviendo dietas saludables, actividad física y atención adecuada.
“Volver a encaminarse hacia el cumplimiento de los objetivos mundiales para frenar la obesidad requerirá el trabajo de los gobiernos y las comunidades, respaldados por políticas basadas en evidencia de la OMS”, afirmó.
El estudio también aborda los desafíos planteados por el cambio climático, la pandemia de covid-19 y conflictos globales como la guerra entre Ucrania y Rusia, que podrían exacerbarse debido al aumento de la pobreza y el aumento del costo de los alimentos nutritivos, empeorando las tasas de obesidad y de bajo peso.