Le responderemos, lo más brevemente posible, al señor Ismael Rahman (carta “Medio Oriente: reflexiones y posibilidades”, 21/02) con los siguientes hechos y circunstancias que ayudarán a comprender las causas y consecuencias del actual conflicto bélico-religioso del Islam contra Israel y el mundo occidental. 1) El singular retraso de gran parte del oriente musulmán no terminará si no se soluciona de una vez la guerra no declarada contra el judaísmo y la cristiandad. Para ello es necesario que el oriente árabe acepte la secularización de su credo, la reforma de la educación y adopte estilos de vida adecuados a la modernidad, basados en la libertad y la pluralidad. 2) Ahora bien, es real que no todos los musulmanes son terroristas, qué duda cabe; sin embargo en algunos de esos países, en las pocas oportunidades que se tiene de votar, eligen habitualmente a un déspota que patrocina bandas criminales que asolan al mundo con terribles atentados. 3) La lucha de Irak contra la ocupación aliada pesó mucho menos que la guerra ancestral entre chiítas (partidarios de los califas de Mohamed) y los sunnitas (seguidores del yerno de Mahoma), la que causó millones de víctimas fatales. 4) En referencia a los orígenes del actual conflicto árabe-israelí, es sabido que los judíos aceptaron el dictamen de las Naciones Unidas de la creación de dos estados, uno judío y otro árabe, pero no así éstos últimos que proclamaron a los cuatro vientos “borrar del mapa a Israel y arrojar los judíos al mar”. 5) Los estados árabes vecinos no admiten a los palestinos (que suman ya 4 millones): optaron deliberadamente por hacerlos vivir en condiciones precarias en campos de refugiados como rehenes, victimizándolos ante el mundo como pretexto para nuevas guerras. 6) En su carta, Rahman plantea, como aditamento, que “los seres humanos deben ser tolerantes aún con los intolerantes” (sic). Pero entonces cabe preguntarse: ¿cómo es posible tolerar a los terroristas asesinos de Hezbollah, Hamas o Isis? 7) ¿Qué piensan esos jóvenes adolescentes (adoctrinados en las madrazas para morir matando a hombres, mujeres y niños)? Seguramente se imaginan que los espera un paraíso de fantasía, tal como está escrito en el Corán: “Que los bienaventurados descansarán en almohadones bordados, rodeados de bellas huríes con grandes ojos semejantes a perlas en la concha, todo como consecuencia por el bien realizado” (Sura n.° 56). 8) La esclavitud y los castigos a las mujeres es una vergüenza para el género humano, repugnante, que nos retrotrae a la época de las cavernas. 9) “Palestina” es un nombre ficticio dado por los romanos a Judea en el siglo I, seiscientos años antes de la aparición de Mahoma y del Islam: ni siquiera su conquista por parte de los cruzados, mamelucos y otomanos pudo impedir la presencia ininterrumpida de los judíos en su tierra ancestral. 10) Las religiones, que deberían ser el emblema de la paz, encienden hogueras. Algunas sociedades humanas pareciera que hubieran sido hechas para el conflicto y el dolor. El mundo actual, sofocado por fundamentalismos y falsos nacionalismos, se extenúa en un empeño por despedazarse a sí mismo. Es de esperar que algún día la libertad sea la que gobierne el mundo y, sobreponiéndose a las cuestiones políticas y confesionales, permita que la humanidad se organice pacíficamente. Sólo entonces -y con inevitables reservas- todo ser estará contento de existir.

Arturo Garvich

Las Heras 632 - S. M. de Tucumán