Sabido es que la vida es de un aprendizaje continuo, del que no sabemos cuál es el más importante ni el último. Pero vale la pena aprender todos los días algo nuevo y bueno. Por eso, voy a compartir dos vivencias que en su momento enriquecieron mis conocimientos. Quizás parezcan cosas insignificantes, pero para mí fueron importantes en su momento. Una de ellas es de los años de mi adolescencia. Tenía yo un grupo de amigos mayores y de mi edad que eran pescadores y me animaban a que los acompañara. Al preguntar yo los riesgos que tenía esa aventura, uno de ellos me dijo: “Si te cuidas, no corres ningún peligro, salvo que te pique una víbora, una araña o pises descalzo un alacrán”. Yo jamás había visto un alacrán, pero sí había oído de su peligrosidad, por lo que pregunté qué calzado debía llevar. El mismo muchacho me respondió: “zapatillas comunes, pues a la araña la pisas, al alacrán lo pisas, y tienes que tener mucha mala suerte para que una víbora te pique, porque si la víbora anda cerca de ti, huye”. “Pero si lo pisas al alacrán, ¿no te rompe la zapatilla con el aguijón?” pregunté cándidamente. “No, Daniel, me dijo mi amigo. Si no es un arpón lo que lleva atrás el bicho. Si lo pisas lo matas, ya que es como una cucaracha”. “Pero está al acecho tuyo” –respondí-, a lo que me contestó: “Vos ya te estás haciendo ‘la película’ con el alacrán. El bicho te va a picar si se siente en peligro, el veneno que lleva es su mecanismo de defensa; si no intentas atraparlo o tocarlo, no te hará nada”. Con el paso del tiempo, a mi edad de entonces, mi hijo me hizo un idéntico planteamiento. Otra historia, fue con un ratón que apareció en el agua dentro del inodoro en momentos que entró mi esposa al baño, quien, al verlo, salió desesperada a buscarme a mí para que lo sacara. Yo, más desesperado que ella, entré al baño con el ojo puesto en el botón de la mochila… ¡valiente muchacho! Pero, por suerte para todos, se hallaba en casa un tío de parte de mi señora nacido y criado en el campo, quien sonriendo metió la mano en el agua, lo tomó de la cola y lo arrojó a la calle.

Daniel Chavez 

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