La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad que se manifiesta en la piel con prurito, enrojecimiento y engrosamiento de la epidermis. Según la Asociación Argentina de Dermatitis Atópica, en el 85 % de los casos aparece antes de los cuatro años, del 60% al 80% de los pacientes diagnosticados ya no presentan eczema durante la adolescencia, mientras que el resto sigue con síntomas en la edad adulta y un 1% registra la aparición de la enfermedad en esa etapa.
Para quienes sufren dermatitis atópica el verano puede ser un arma de doble filo. La época estival favorece ciertos aspectos en la vida del paciente como llevar menos prendas, lo que evita el roce la tela con la piel. Sin embargo, las altas temperaturas propias de estos meses provocan mayor sudoración, lo que a su vez causa un prurito intenso.
¿Por qué el sudor pica? Porque en la piel, como en casi todo el cuerpo, vive una levadura natural que se llama cándida, y cuando se altera el equilibrio natural de la epidermis, como sucede en las pieles atópicas, en las que se altera la barrera natural, la cándida hace picar, especialmente si el sudor no logra evaporarse.
Otro factor condicionante del verano es la pileta y las dosis de cloro que se colocan en el agua para mantenerla. En este sentido, Romina Plafnik, dermatóloga especializada en DA, explica que no es necesario privarse de determinadas actividades, sino de llevarlas a cabo con cuidado para no recaer en complicaciones. “Lo que hay que hacer es que cuando salen de la pileta se den una ducha corta con agua tibia para remover el cloro o la sal con el jabón adecuado, es decir, que tengan el ph bajo”, indicó. Un dato clave, dice la especialista, es secarse con toallas que absorban, dando golpecitos en la piel y no frotándola para no irritarla.
También hay que tener en cuenta la humectación, tanto en los pacientes atópicos como no atópicos, porque la piel tiende a resecarse no solo por los químicos del agua sino también por la exposición al sol y los cambios de temperatura. Se recomienda utilizar cremas, ungüentos o emulsiones que mantengan la humedad y aplicarlas bajo la “regla de los tres minutos”, esto significa no dejar pasar de ese tiempo entre la salida del baño y la colocación de las cremas.
“Por supuesto hay que tomar más agua -lo que no necesariamente influye en la humectación de la piel- pero colabora en la hidratación de las células, especialmente agua y jugos naturales o aguas saborizadas naturales, no industriales. Lo fundamental es mantener la piel humectada, protegerse del sol para evitar la resequedad”, detalló Plafnik.
Finalmente, se recomienda usar ropa de algodón de colores claros, y para lavarla evitar los detergentes y suavizantes.
Protectores solares
El uso de protectores solares es uno de los ítems más importantes del verano. Cabe resaltar que el tipo de protector varía de acuerdo a la edad del paciente atópico ya que no tienen los mismas componentes. “Los que son destinados al uso adulto suelen tener sustancias que pueden ser más irritantes para la piel de los niños”, advirtió la especialista.
La protección solar, sea en crema o en aerosol, se renueva casa dos horas en los chicos y es fundamental que sea hipoalergénicos, sin perfume, sin agentes irritantes y con texturas hidratantes.
En general, para pieles atópicas se recomiendan protectores con FPS +50, es decir factor de protección solar alta o muy alta.