Por enviado especial
(Ouro Preto, Brasil).-Barra libre, música en directo y mucha -pero mucha- diversión compartida, es decir, básicamente todo lo que un joven quiere. Al ingresar al predio se nota que es una celebración especial: el espacio está cerrado, hay un gran escenario, y allí la electrónica, el funk y el axé son los protagonistas. No parece ser una tradición, pero lo es. Es que en Brasil hay diversas formas de vivir el carnaval, “la fiesta más democrática que existe”. Mientras en cientos de ciudades se disfruta en las calles, en el pueblo histórico de Ouro Preto los jóvenes convierten al carnaval en un evento multitudinario que homenajea las fiestas de las fraternidades estudiantiles. Y eso -aconsejan- es algo que hay que experimentar al menos una vez en la vida.
Se carnavalea sin prejuicios en Minas GeraisLluvias de cerveza, fiestas temáticas y bailes típicos de estas fechas poseen como fondo el increíble patrimonio de una de las ciudades con más historia de Brasil. Eso es el carnaval de Ouro Preto, un municipio brasileño del estado de Minas Gerais. En las calles del pueblo declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco las bandas callejeras llenan los días del carnaval de alegría y de color. En paralelo, los jóvenes se divierten con una premisa: lo que pasa en Ouro Preto se queda en Ouro Preto.
Aquí los disfraces no son obligatorios y todos los presentes comparten las mismas prendas que los identifican. Pero, claro está, no hay reglas de vestimenta: cada uno puede ser libre de ir como quiera, aunque eso signifique mucho brillo y glitter, o casi nada de ropa. Si te animás a disfrutar de un carnaval único con amigos, este es tu lugar.
Ser parte de la masa
Lo de Ouro Preto no se parece a nada de lo que tenemos en la Argentina. Sí, quizá se asemeja a un festival en su organización, pero no lo es. También se escapa de la imagen típica de un carnaval brasileño y eso es justamente lo que más atrae a los jóvenes. Los estudiantes dejan grandes fiestas como las de Río de Janeiro, Salvador de Bahía o San Pablo para embarcarse en la aventura de una celebración transgresora, con colegas y con una energía nunca vista. Ese es el ambiente que se respira este 11 de febrero de 2024 a la siesta en el Campo da Agua Limpa, el complejo elegido para la “Liga dos blocos”. Hasta allí llegó LA GACETA gracias a una invitación de Embratur (la agencia oficial de turismo de Brasil). La idea es espiar cómo carnavalean los estudiantes, algo para lo que se preparan durante los 11 meses restantes del año. Y no hay nadie mejor que ellos para describir lo que se siente.
“Es una experiencia surreal, hay una vibra increíble”, resume Liliane. De gorra rosa y con una gran sonrisa, ella cuenta que es su primera vez en la fiesta. “Decidimos venir para vivir una experiencia distinta… es muy bueno ser parte de toda esta gente”, asegura. En el lugar no cabe un alfiler: movilizarse es complicado y puede requerir bastante tiempo. Mientras la música instrumental suena, los carnavaleros aprovechan para un refill o para una charla, pero en cuanto los hits arrancan, todo se descontrola. No por nada es el carnaval joven más importante de Brasil.
Empezar 2024 bien arriba
Para contarnos sobre la fiesta nos recibe Filipe “Topo Gigio” Rodrigues, director del bloque Cabrobró (que tiene su jornada el domingo). “El carnaval atrae a personas de todas las edades, de 18 a 65 años, pero más que nada a jóvenes por las atracciones que traemos a la Liga de los bloques. Suenan estilos de música muy brasileños, muy cantados por los jóvenes”, reflexiona. Y resalta: “es un carnaval increíble y diferente. Lo organizamos los universitarios y en él sucede algo que sólo acontece aquí: hay autoservicio, hay un montón de cajas de cerveza (también de otras bebidas) dispersas en la fiesta, y el carnavalero elige qué beber. Ese espíritu y esa energía son las de nuestro carnaval universitario”.
Para el día de Cabrobró, además, está prevista una grilla interesante de artistas. Durante la jornada -que empezó a las 14- se presentarán Kevin O Chris, Mc Ryan SP, WS da Igrejinha y Turma do Pagode. Y mientras esperan a los músicos, los chicos bailan y cantan sin parar. “El carnaval de Brasil es esto. La energía positiva: queremos empezar el año con mucho optimismo, con garra y con determinación. Creo que lo que hace especial al carnaval es que somos bien acogidos. Los mineiros tienen esa afectividad, ese calor humano tan convocante”, dice Marcos (de 33 años). E invita: “recomiendo que todos, no importa la edad, no importa lo que hagas de tu vida, vengan a Brasil y experimenten nuestro carnaval. Es algo maravilloso para toda la vida”.
Marcos y su comprometido Fabio viven en Río de Janeiro, pero decidieron animarse a probar la fiesta de Minas Gerais. Sí, saben que el mundo piensa que el de su ciudad es el mejor carnaval de Brasil, pero ellos no lo comparten: “el mejor carnaval del mundo es el de donde te quedas. El de Río es maravilloso, el de Ouro Preto es perfecto y el de Salvador es mejor… Entonces, vengan a Brasil para divertirse”, añade Fabio. Los chicos eligieron ir con fantasías (disfraces) en par. “Siempre buscamos un disfraz que sirva para los dos; siempre escogemos una cosa que pueda ser par. Hoy estamos de ángel y de diablito, pero mañana venimos de Mario y Luigi”, advierten.
También en el casco histórico
Dicen en la ciudad que ir al carnaval de Ouro Preto es garantía de diversión y muchos de los visitantes se acercaron para confirmarlo. “Soy de Salvador de Bahía, que es conocido como el mejor carnaval del mundo. Decidimos regresar a Ouro Preto porque ya vinimos en 2018. El carnaval aquí también es maravilloso, y estamos aprovechando y disfrutando bastante hasta el final (el martes terminan los festejos)”, cuenta Jessica, que eligió -junto a sus amigas- disfrazarse de novia.
En el Campo da Agua Limpa se danza hasta la noche, pero en el casco histórico las actividades se mantienen cada día hasta la tarde. Allí desfilan los bloques tradicionales del pueblo: fuera de la fiesta joven, personas de todas las edades (en su mayoría familias) samban en el otro carnaval lleno de colores, de música y de la esencia de un Brasil que late al compás de las tradiciones.