Nayib Bukele, presidente de El Salvador, logró ayer una victoria electoral aplastante que lo consolida como el líder más popular de América Latina.
El mandatario proclamó su triunfo antes incluso de que se conocieran oficialmente los resultados, que revelaron que Bukele obtuvo más de 1.6 millones de votos, mientras su rival más cercano, Manuel Flores del FLMN, quedó rezagado con 139.000 votos, reflejando una diferencia abismal.
Este hito electoral garantiza a Bukele un segundo mandato de cinco años, convirtiéndolo en el primer presidente en gobernar consecutivamente desde que se promulgó la actual Constitución en 1983.
A pesar de su controvertido régimen de excepción y las críticas recibidas por presuntas violaciones de derechos humanos, Bukele se mantiene con un índice de aprobación de hasta el 90%, según diversos estudios.
Claves del éxito de Bukele
Logros en seguridad: la reducción de los niveles de violencia a mínimos históricos durante su primer gobierno fue clave.
Bukele implementó medidas de "mano dura" que desarticularon pandillas y mejoraron la seguridad en el país, aunque con acusaciones de abusos contra los derechos humanos.
Transformación de imagen internacional: Bukele se esforzó por cambiar la percepción de El Salvador a nivel mundial.
La adopción del bitcoin como moneda de curso legal, la realización de eventos internacionales y megaproyectos financiados por China contribuyeron a proyectar una nueva imagen del país.
Oposición debilitada: La oposición se enfrentó a una situación debilitada. Bukele rompió el bipartidismo tradicional en las elecciones anteriores, y en esta ocasión, la falta de unidad y recursos limitados obstaculizaron su capacidad para presentar una alternativa fuerte.
Desafíos futuros par Bukele
Economía en foco: A pesar de los avances en seguridad, el desafío económico persiste.
Bukele apostó por el turismo como motor económico, pero se requiere un enfoque integral para mejorar la situación económica y reducir la inseguridad alimentaria, que afecta a casi la mitad de la población.
Control institucional: La reducción de diputados y la fórmula D’Hondt, que beneficia a los partidos mayoritarios, generan preocupaciones sobre el control de Bukele sobre la Asamblea.
Su régimen de excepción también ha sido objeto de críticas y desafía el equilibrio entre seguridad y derechos fundamentales.