Él siempre señaló que era un chatarrero, pero varias investigaciones lo terminaron vinculando con el narcotráfico. En Villa 9 de Julio, los vecinos le tienen terror. En la Policía aseguran que tendría antecedentes por robo (en sus años de juventud se habría especializado en la sustracción de estéreos), por estafas en la venta de vehículos y por dirigir una red de narcomenudeo. Sin embargo, a lo largo de sus más de 40 años de vida, Miguel “Miguelón” Figueroa nunca fue condenado por delito alguno. “Su prontuario está impecable”, se cansa de repetir su abogado defensor Macario Santamarina.
Este hombre, que siempre lució ropa de “La Martina” y adornaba su cuello, muñecas y anillos con joyas de oro, comenzó a ser buscado por las autoridades en diciembre de 2022. Ya había sido acusado del doble homicidio de “La Porotiada”. Según cuentan los habitantes de Villa 9 de Julio, se escondió en Bolivia, donde los narcos le dieron refugio. “Él es pesado. Tenía contactos para esconderse y mucha plata”, contó Hugo. El veterano vendedor ambulante aceptó hablar con LA GACETA con la única condición de que su identidad completa se mantuviera en reserva. “Aquí matan por él. Si ‘Miguelón’ da la orden, fuiste”, señaló.
Cruento plan
Los dichos de los entrevistados coinciden con los datos que figuran en el expediente judicial. Figueroa está encerrado en el penal de Villa Urquiza acusado de haber ideado y concretado un cruento plan de venganza. El 15 de diciembre de ese año, en un tiroteo registrado en el barrio Matadero, su hermano Gonzalo fue asesinado y su cuñado Raúl “Lobizón” Lobo resultó gravemente herido. Todas las hipótesis del caso conducen a un mismo camino: la droga. Una versión da cuenta que Franco “Caco”, Marcos “Manzana” y Walter Almirón fueron a reclamarle a los tiros que la cocaína que le habrían vendido era de mala calidad. Otra, que directamente fue una pelea por el dominio territorial.
El 16 de diciembre, investigadores de las fuerzas federales habrían advertido de la presencia de ciudadanos bolivianos y paraguayos en el velorio de la víctima. Luego trascendió que esos hombres podrían haber ofrecido aportar sicarios para que se vengaran del crimen. Siempre según las versiones, “Miguelón” se negó a recibir ayuda porque él habría querido ajustar las cuentas personalmente.
En Blas Parera al 500, una de las calles emblemáticas de Villa 9 de Julio, vive “La Porota”. Es tan fuerte la ascendencia que tiene esta mujer, que al lugar se lo conoce como “La Porotiada”. “Miguelón” habría recibido el dato de que allí se escondían los Almirón, que ya fueron condenados por el crimen que cometieron.
El 18 de diciembre se habría presentado con otros tres hombres que nunca fueron identificados. Dispararon sus armas al lugar donde había un grupo de personas. Las balas mataron a Héctor Gabriel Amaya (33), Leonardo Sepúlveda (26) e hirieron a Gonzalo Greco (12), Maximiliano Limdon (19) y Franco Galván (26). Después de este hecho, huyó de la provincia, pero su plan no habría terminado. La última noche de ese año, desconocidos atacaron el estudio del defensor de los Almirón en pleno Barrio Norte. Una semana después, los policías que custodiaban a los acusados del crimen de Gonzalo descubrieron que un desconocido les dejó hamburguesas con vidrio molido para que comieran.
“A nosotros nos arruinaron la vida los Almirón. No sólo mataron a mi cuñado, sino que mi concuñado todavía tiene una bolsa de drenaje por la herida que sufrió. Ellos culpan a mi esposo, pero él es inocente”, dijo Marcela Díaz, la pareja legal de “Miguelón”. De él no se supo hasta marzo de 2021, cuando quedó involucrado en el crimen de un joven, también familiar de los acusados del crimen de su hermano. Según la investigación, Jimena Fernández (amante de Figueroa) citó a la víctima en una esquina de Villa 9 de Julio para tener un encuentro sexual. En ese lugar, de un auto que habría sido conducido por “Miguelón” y en el que también estaba la joven, se bajó Alexis “El Sucio” Íñigo, autor de los disparos que causaron la muerte de Ramiro Ledesma (18).
La caída
Figueroa fue detenido en diciembre de 2022 en una estación de servicio de Salta. Había viajado hasta esa provincia para acompañar a un hijo de un anterior matrimonio que estaba haciendo un tratamiento de rehabilitación de adicciones. El acusado de los tres homicidios había alquilado una casa a metros de un inmueble donde funciona la base del personaje de Inteligencia de Gendarmería Nacional.
En las audiencias realizadas en su contra, quedó al descubierto qué hizo “Miguelón” durante los casi dos años que estuvo prófugo. Se afincó en Bolivia, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y nuestra provincia. Utilizaba una identidad falsa y tenía documentos reales a nombre de otras personas. Por esa razón, durante todo ese tiempo no tuvo problemas para adquirir vehículos, acceder a alquileres temporarios de departamentos en Barrio Norte (uno de ellos a menos de tres cuadras de la sede del Ministerio Público Fiscal) y someterse a cirugías estéticas para modificar su apariencia. Esta situación quedó al descubierto cuando le solicitó a una jueza que le permitiera recibir en su lugar de encierro masajes linfáticos porque acaba de someterse a una liposucción, planteo que fue rechazado.
Figueroa fue alojado en un calabozo de la seccional 1ª. Pero no duró mucho tiempo. Además de trascender que pagaba para recibir beneficios, los funcionarios del Ministerio Público ordenaron su inmediato traslado al penal de Villa Urquiza cuando se enteraron de que habría estado ideando un plan de fuga. Según los investigadores, ya había convencidos a sus soldaditos (que tienen tatuado “Miguelón” en alguna parte de su cuerpo como muestra de lealtad) coparan la dependencia policial para liberarlo. Hoy, el hombre que genera terror enfrentará a un tribunal.