Tras el anuncio del empresario Elon Musk de que su compañía Neuralink consiguió implantar un chip cerebral en una persona y que registró una actividad prometedora, neurólogos advirtieron que todavía hay más preguntas que respuestas al respecto, pero que este tipo de intervenciones podría servir para tratar enfermedades como el Parkinson o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

“El primer ser humano recibió un implante de Neuralink ayer y se está recuperando bien. Los resultados iniciales muestran una prometedora detección de picos neuronales”, anunció el lunes Musk en su cuenta de la red social X.

El chip se llama Telepathy y su objetivo es tratar dolencias neurológicas complejas, dice la compañía en su página web. Esta tecnología busca utilizar una computadora a través de los pensamientos colocando un pequeño chip directamente en el cerebro del paciente que está conectado a más de 1.000 electrodos y que funciona de manera inalámbrica. En noviembre se iniciaron las pruebas en humanos con cuadriplejia producto de lesiones en la médula y con ELA.

“La noticia del implante del chip cerebral plantea más preguntas que respuestas. Han demostrado que es técnicamente posible que un chip con más de 1.000 conectores finos se ensamble con la estructura cerebral, pero no hay mucha información oficial sobre el paciente, su patología y los resultados”, dijo la prensa Gustavo Sevlever, de la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (Fleni) y director del Laboratorio de Investigación Aplicada en Neurociencias (LIAN). “En la neurología los implantes que interactúan con el cerebro son una técnica que tiene cierto desarrollo y que en ciertas situaciones se ha transformado en una practica corriente. Sin embargo, este chip tiene rasgos de complejidad adicionales a los que se conocen en la actualidad”, agregó.

Carlos Ciraolo, jefe de Neurocirugía Funcional y Estereotáctica de adultos y pediátrica del Hospital Italiano, opinó: “lo de Neuralink es algo más disruptivo porque ya va más allá de lo que es la estimulación a determinados puntos del cerebro; su objetivo es tener una mayor interacción con sistemas computacionales”. “Es una metodología ambiciosa pero no novedosa”, aclaró Ciraolo, y explicó que desde la década del 90 se empezó a trabajar en procedimientos que actúen directamente sobre el sistema nervioso central para tratar determinadas enfermedades como el Parkinson, el dolor refractario, la distonía o la epilepsia.

“Gracias a la mejor comprensión médica se pudo empezar a entender mucho más todas las redes de interconexión neuronal en el cerebro”, aseguró Ciraolo y puntualizó que actualmente hay procedimientos de neuromodulación eléctrica que estimulan o inhiben la actividad eléctrica del cerebro, y de neuromodulación química, que libera drogas a partir de un reservorio colocado en el cuerpo.

Ambos profesionales reconocieron que a medida que aumente el poder computacional de los chips y el conocimiento de las posibilidades de interacción con las estructurales cerebrales habrá un mayor desarrollo de las aplicaciones clínicas de esta tecnología.