En un hecho insólito, vecinos de la ciudad de Tafí Viejo denunciaron a una vecina por mantener como mascota a una cría de "chancho del monte", también conocido como pecarí.

 La denuncia se basó en el "penetrante olor" que despedía el animal a través de una glándula en su parte dorsal, alertando así a las autoridades sobre posibles condiciones inadecuadas para el bienestar del animal.

Según un comunicado de la Policía, efectivos de la División de Delitos Rurales y Ambientales Capital N°6 llevaron a cabo "un rescate el pasado" miércoles en una vivienda ubicada en la avenida del Perú Sud al 100. 

¿Cómo fue el operativo para rescatar el chancho del monte?

La intervención se produjo después de recibir una denuncia anónima en la División Fauna de la provincia, la cual indicaba la presencia de una cría de chancho del monte como mascota en el lugar. 

Al ingresar a la propiedad, que funcionaba como una verdulería, los agentes confirmaron la presencia del animal, el cual se encontraba atado con una correa en el cuello. Ante esta situación, procedieron de inmediato al rescate y trasladaron al pecarí a la sede de Delitos Rurales y Ambientales, imputando a la propietaria por infringir la Ley N° 6.292.

Es relevante destacar que la entrega del pecarí fue realizada de manera voluntaria por la mujer. Las autoridades aprovecharon la ocasión para explicarle la prohibición de mantener cautivos a estos animales y la importancia del respeto a las leyes de protección animal.

¿Qué es el pecarí o chancho del monte?

Estos animales, que miden aproximadamente 90 cm, poseen una cola de 5 cm y una altura de 50 cm. Con un peso que oscila entre 20 y 30 kilos, su distintivo reside en la glándula dorsal que secreta una sustancia de olor penetrante. 

Su pelaje, largo y espeso, exhibe un color castaño con una característica mancha blanca en forma de collar.

A diferencia de los jabalíes, los pecaríes no presentan colmillos visibles, ya que estos son rectos y cortos. Además, cuentan con una glándula que emite un fuerte olor a almizcle, utilizado para marcar territorio. 

Por qué no se debe tener animales silvestres

En Tucumán, cientos de animales silvestres, durante los últimos años, fueron rescatados, rehabilitados y posteriormente liberados a su hábitat natural. Muchos de ellos eran encontrados en casas, como si fuesen mascotas, otros eran encerrados con el objetivo de ser vendidos al mercado negro.

Cuando las personas deciden separar a estas especies de su ámbito natural no evalúan el impacto que causan a la naturaleza ni a los propios animales. ¿Qué consecuencias genera este hecho?

Extraer un animal, sin importar su especie, inflige un daño ambiental de proporciones graves. Estas acciones no solo son peligrosas, sino que ejercen una presión significativa sobre nuestra fauna autóctona. Al privar a estos animales de su entorno natural, se interrumpe su capacidad para reproducirse y contribuir al equilibrio poblacional, elemento crucial en la cadena ecológica.

Claro está que los animales silvestres al ser apartados de su lugar natural terminan sufriendo un gran daño. La rehabilitación de estas especies es un proceso arduo que requiere la participación de distintos profesionales y se extiende por varios meses.

Muchos buscan domesticar a estos animales. Sin embargo, también están los cazadores furtivos que los sacan de su hábitat natural para comercializarlos en el mercado negro, algo prohibido por la Ley Provincial Número 6292 de Protección de flora, fauna silvestre y suelo.