Las sequías como consecuencia del aumento de la temperatura han ocasionado más de 340 incendios, de acuerdo con cifras divulgadas por la estatal Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Desde el lunes, Colombia lucha contra varias conflagraciones que afectan bosques, ecosistemas montañosos en los que nace el agua y a los cerros aledaños a Bogotá, donde las autoridades sugieren evitar salir a la calle ante la mala calidad del aire. Ayer, la UNGRD contabilizó 34 incendios activos en todo el país.
En la capital, uno de los focos amenaza con llegar hasta una zona residencial. El otro está un “95%” controlado, según el alcalde, Carlos Fernando Galán. El mandatario de la ciudad de ocho millones de habitantes anticipó que evaluará durante el día si los incendios “llegan al punto” de obligarlo a “tomar decisiones restrictivas” a la movilidad de los ciudadanos.
El Gobierno declaró el “desastre natural” y destinó recursos económicos para atender la emergencia. Se pidió ayuda a los países miembros de Naciones Unidas para apagar las llamas. Aunque Estados Unidos, Perú, Chile y Canadá respondieron a ese llamado, aún no han llegado a Colombia refuerzos de esas naciones.
Este mes “estaría configurándose” como el enero “más caliente” en 30 años, según Ghisliane Echeverry, directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
La funcionaria asegura que febrero podría tener temperaturas aun más altas y solo en marzo las lluvias ayudarían a “atenuar” las consecuencias del calor extremo.
La autoridades investigan si pirómanos están provocando algunas de las emergencias. Por “delitos relacionados con los incendios” la policía ha capturado a 26 personas. (AFP)