Su participación se hizo viral esta semana por su intervención en el plenario de las comisiones que trabajaron en el dictamen de la ley ómnibus, requerida por el presidente Javier Milei para sentar las “bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”. Sin embargo, la diputada nacional Paula Omodeo (CREO-Tucumán) advirtió que su intervención en el diseño legislativo del gobierno libertario data del año pasado, cuando comenzó a colaborar con el plan de reforma del Estado junto a Federico Sturzenegger. Más allá de estos aportes, la abogada advirtió en una entrevista con LA GACETA que confía en la posibilidad de mejorar la iniciativa, en especial, en los aspectos referidos a las economías regionales locales (azúcar, biocombustibles y citrus), cuando se celebre la maratónica sesión en el recinto de la Cámara baja. “Creo que la ley de Bases sale, y en esos artículos complicados, me parece que todavía queda un margen de maniobra”, insistió Omodeo.
-¿Qué balance hace del trabajo que se realizó en el plenario de comisiones para lograr el dictamen?
-Durante el año pasado, sentí como que las cosas llegaban cocinadas (al Congreso) y la actividad parlamentaria era una puesta en escena. Por eso, me sorprendió la manera en que se trabajó para lograr este dictamen. Más allá de que vino un “ladrillo” con demasiados temas y se pretendía que se lo saque en muy poco tiempo, la verdad es que hubo mucho margen para dialogar con cada diputado. En mi caso, pude hablar con representantes del Ejecutivo, juntarme con asociaciones intermedias, con los distintos sectores interesados o afectados, y conversar en el plenario, buscar consensos, modificaciones. El trabajo, si bien se hizo rápido, fue arduo y muy fructífero. Se mejoró mucho (el proyecto). Quedaron cosas, quizás no es el texto ideal, pero yo creo que la ley es un paso hacia adelante en la desregulación, y sobre todo, en las bases para la reforma del Estado.
-¿Qué significa esta reforma del Estado?
-Hay distintos modelos en relación a cómo interviene el Estado en la vida social y económica. Cuando se pensó Argentina en su momento, que es lo que dice el Presidente, se pensó en un estado árbitro, que solamente marcaba las reglas del juego y se metía cuando era estrictamente necesario. A partir del peronismo, y sobre todo con el kirchnerismo, se pasó un Estado totalmente diferente: un Estado que era árbitro, que era parte, juez, que era competidor tuyo. Y también un Estado que había sobre-regulado, porque entendía que los problemas se solucionan con más burocracia y con más Estado. Entonces, tenías cosas disparatadas o insólitas, como pedir permiso al Estado para cualquier cosa. Y ahí, donde vos necesitabas un permiso o autorización del Estado, se armaba un quiosco. Pensá en los registros automotores, por ejemplo. A la larga, el ciudadano termina pagando carísimo por un trámite que se podía hacer en dos minutos online.
-En la previa al plenario, estuvo en la reunión junto a la vicepresidenta Victoria Villarruel y a empresarios y productores tucumanos. ¿Cuál fue la respuesta que se les dio?
-Trabajé durante el año pasado en la parte de la reforma del Estado (que impulsa el gobierno), y estamos en contra de las retenciones. La verdad que en una economía tan golpeada como la del limón, (esas cargas) la liquidaba. Hemos estado muy firmes en esa posición, porque sabemos que no hay margen. Es una situación compleja, y a todos los sectores nos toca poner un poco el hombro. Pero sabemos que hay sectores que no aguantaban una retención de este tipo. Lo mismo pasaba con el azúcar. O sea, nosotros creemos en la libertad de competencia y en la desregulación; ahora bien, la eliminación del artículo que de alguna manera que nos protegía de la entrada permanente de Brasil, no podía ser tan brusco. Entonces, lo que planteamos es: está bien, desregulemos. Pero hay que avanzar con un trabajo fino. Y mi posición como diputada por Tucumán ha sido tratar de acercar a las partes. O sea, escuchar a los distintos sectores y tratar de acercarlos, ya sea el secretario de Energía o de Agricultura, a la vicepresidenta. Hablé con todos los presidentes de las comisiones donde se trataba el tema, con (José Luis) Espert, con (Nicolás) Mayoraz. Lamento la redacción final de bioetanol, y creo que ha sido algo desprolijo, porque se iba y se volvía todo el tiempo, con conversaciones hasta hasta último minuto. Pero todavía tenemos margen para modificar ese artículo en el recinto. Creo que la ley sale (sancionada), pero esos artículos complicados me parece que todavía hay un poquito de margen de maniobra (para mejorarlos).
-Además del bioetanol, ¿hay otras cuestiones que sería importante revisar en el curso que tiene el proyecto por delante?
-Hay algunos puntos que yo aclaro. El primero: nada de lo que está pasando es responsabilidad de este Gobierno. Todo lo que se está haciendo es para tratar de desarmar la bomba que nos dejó el Gobierno anterior. Hay que partir de la predisposición, la voluntad y el coraje que están poniendo para enderezar la situación del país. Hay un sentido de dirección común. Después, hay una discusión más pequeña, en cuanto a plantear cuál es el medio más (adecuado). Es una discusión de herramientas. Y me parece que hay algunas herramientas que tienen el efecto contrario, porque no van a hacer que entren más dólares o que seamos más competitivos. Ahí es donde nosotros podemos hacer un aporte de valor. En ese sentido, me parece que todavía hay una posición uniforme en cuanto al artículo del bioetanol en los diputados de las provincias afectadas, que somos básicamente nosotros, y también algún margen de maniobra en el sentido de las retenciones.
- Se habla de una posible adulteración del dictamen emitido por el plenario. ¿Estas son sólo versiones o pudo haber sucedido algo así?
No se puede hablar de adulteración, porque (los despachos) están firmados. Sí es verdad que sucedió aquello que expliqué antes: había una versión del dictamen, volvíamos, y había otra versión. Se estaba trabajando tan sobre la marcha que se generaron ciertas desprolijidades. Vos pensabas que era la versión final, y no era así, y luego llegaba la quinta o sexta versión. Sí hubo algún malentendido o desconcierto, porque no había una única versión que estaba circulando. Tiene que ver con eso (lo extenso del documento) y con que hasta último segundo se estuvieron haciendo modificaciones.
-¿Cómo analiza el apoyo del gobernador Osvaldo Jaldo, a través del diputado Agustín Fernández, al dictamen del proyecto requerido por el Gobierno nacional?
Que un gobernador o que un diputado defienda los intereses de su provincia es lo que debió ser siempre. La obediencia a los lineamientos partidarios, muchas veces alejados a los intereses de las provincias, es una gran distorsión o deformación del sistema de representación en el Congreso de la Nación. Por eso, creo que esto que sucedió es lo que debe ser. No hay mucha vuelta: a nosotros nos han elegido para defender los intereses de Tucumán, lo que creemos que es justo y lo mejor. Ahora bien: me parece que también ha sido una cuestión pragmática, en cuanto a decir: la sociedad tucumana está requiriendo esto, yo no puedo mirar para el costado. Por eso, hay una cuestión importante: nada de lo que se está planteando acá como reforma del Estado -transparencia, acceso a la Información Pública, desregulación, finalización de los privilegios- se ve reflejado en la provincia. Es una cosa dual. Yo no le voy a creer a este gobierno provincial que quiere defender la república y la libertad individual hasta que no avance con una Ley de Acceso a la Información Pública, o cambie el sistema electoral o me diga qué se gastan los $62.000 millones de la Legislatura.
-¿Qué le generó el elogio del ministro Luis Caputo a su intervención en el plenario?
-Me parece que a ningún tucumano les sorprendió mi discurso, porque es el discurso de CREO de la primera hora. Lo podría haber expresado Paula Omodeo, Sebastián Murga, Rafael López Guzmán, y era lo mismo. Obviamente, se agradece que nos den una visibilidad, porque tenemos la obligación de ser una alternativa para Tucumán, y estos apoyos que nos ayudan a crecer como partido..
-En su discurso hizo mención a los ñoquis. ¿Cree que hubo avances en ese sentido en Tucumán, por ejemplo, con la eliminación de la Unrel?
No. No. Fue maquillaje, algo superficial. Nosotros no sabemos cuánta gente trabaja en la Legislatura, ni cuánto cobran. No está claro cómo se distribuye la plata que va a las comunas. Tucumán es una cosa oscura. Por eso, de alguna manera, fue maquillaje. En la provincia hay un agujero negro en las cajas del Estado y las cuentas públicas. No hay avances. Por eso, el 29 vamos a volver a estar en la puerta de la Legislatura.
-En su intervención, también advirtió que no están siguiendo a “un mesías”. ¿Le preocupa que se llegue a un punto en el que Milei busque centralizar todo el poder?
-Vos ves que la Justicia muestra una mirada -más allá de que me parecen un horror muchos de los fallos-; y ves un Congreso con otra mirada; y también un Ejecutivo que plantea un camino. Entonces, se observa el balanceo del juego republicano y la democracia. Creo que eso de creer que se está creando este mesías forma parte de lo que se quiso instalar desde la actual oposición. Yo lo que dije en mi discurso fue en sentido de que no vino una persona a decirnos que vayamos para un lado. Es al revés, hay una sociedad que estaba pidiendo que se corrija el rumbo y por eso elegimos una persona que representa ese camino. Los argentinos estamos podridos de que haya gente que se levanta todos los días a trabajar, mientras otro no labure y cobre un plan. O veas un concejal con el chofer (designado), los hijos, la mujer, la amante, el primo, el hijo... Entonces, hubo un reclamo de decir: ya está, se terminó. Y Milei viene a representar esa demanda social de cambiar de dirección.