En la jornada posterior al paro de la CGT en protesta a la ley Ómnibus y el DNU, las cotizaciones del dólar cerraron ayer a la baja tanto en el mercado informal como en el segmento financiero. El blue terminó cediendo $ 10 sobre el final de la rueda y cerró en $ 1.195 para la compra y $ 1.245 para la venta. El billete había comenzado el día con una suba de $ 5 marcando un nuevo récord nominal, pero pasado el mediodía borró la suba inicial y sobre el final de la jornada se acomodó en los $ 1.245. Así el aumento semanal queda en $ 25 (+2,05%) y en lo que va del mes acumula una suba de 21,46%, lo que equivale a $ 220. La brecha cambiaria respecto del mayorista se encuentra en el 51,28%.

Por su parte las cotizaciones financieras siguieron la misma dinámica. El MEP inició cotizando al alza para caer finalizando la jornada y cerrar en $ 1.222,10.

El CCL fue el que tuvo la caída más pronunciada de las tres cotizaciones: $ 14 (-1,08%). Igualmente, la cotización implícita entre la compra y venta de acciones acumula en lo que va de enero un aumento del 32,6% ($ 317) y es el billete más volátil. Las brechas cambiarias quedan ubicadas en el 48,49% para el MEP respecto del mayorista y en el 56,82% para el contado con liqui en referencia al mismo indicador, y alejándose del mojón del 60%. Con datos oficiales, un informe de la Fundación Libertad y Progreso señala que el continuo aumento de la brecha cambiaria deja al tipo de cambio financiero (CCL ), en niveles reales semejantes a febrero de 1989, seis meses antes del primer pico hiperinflacionario y del valor de ese dólar en agosto del mismo año. Según los especialistas, las razones del aumento en la actualidad tienen que ver con las dudas sobre la posibilidad de un cambio de rumbo que votó la mayoría de la gente, de parte de un sector del arco opositor al proyecto de Ley que propuso el Poder Ejecutivo.

Entre las primeras medidas del actual gobierno, se destacó el salto del tipo de cambio oficial de 118%, que generó una drástica caída de la brecha desde el 182% inicial hasta un 8% a fines de diciembre. A buena parte de los analistas les llamó la atención que no subieran los dólares paralelos, pero fue un claro indicador de la confianza que se tenía entonces sobre que habría un cambio de rumbo. Sin embargo, esto se fue diluyendo en las últimas semanas. La brecha superó el 50% y el CCL se incrementó 30% desde el inicio del mandato, alcanzando un récord nominal.

Ahora bien, medido en términos reales, es decir ajustado tanto por la inflación local como la de Estados Unidos, el valor del dólar expresado en pesos continúa en valores históricamente altos, advierte la fundación. Estos datos sólo pueden encontrarse antes o después de alguna de las tres hiperinflaciones que tuvo la Argentina, acota.

• En los meses previos a la hiperinflación de 1989, el tipo de cambio financiero saltó desde $ 636 en enero a $ 2.274 durante junio, en valor presente.

• Tras el pico en junio de 1989, el tipo de cambio real cayó a unos $ 750, pero en febrero de 1990 volvió a escalar hasta $ 1.500.

• Un paso hacia adelante en el tiempo, con la salida de la convertibilidad, a principios de 2002, el tipo de cambio saltó al equivalente de $ 1.032 actuales.

• El promedio del último mes arroja un tipo de cambio de $ 1.158, que está en niveles similares del valor promedio de octubre.

Impuesto inflacionario

El equipo de economía de la Fundación Libertad y Progreso explica que lo que ocurre es que, si bien se produjo un giro político importante desde las últimas elecciones, la economía continúa en estado crítico y eso no puede cambiar “de la noche a la mañana”. Esto nos lleva a pensar qué debería ocurrir para volver a valores que tiendan a bajar y alejarse de los que se registraron antes de la hiperinflación. En este sentido, Aldo Abram director ejecutivo en la Fundación, indica que un pronto tratamiento de las medidas por parte del Congreso brindaría la certeza que el mercado necesita y que el cambio de rumbo que Argentina precisa no quede en expresiones de deseo. Según el economista, “cuanto mayor sea la incertidumbre, más nos acercamos a una hiperinflación. La confianza en que este cambio se dará es lo que ha moderado la huía del peso y la fuga de capitales”.

La promesa de equilibrio financiero y las reformas estructurales son pilares fundamentales del actual programa económico. Aunque para cumplir con esto no alcanzan las buenas intenciones y será necesario el acompañamiento político del Congreso para mantener en pie el DNU y la aprobación de la Ley Ómnibus. Más allá de las modificaciones que pueda sufrir esta última, será inevitable conservar el núcleo que sustenta el plan fiscal para el 2024 y que le permitirá al Gobierno llegar al equilibrio, según la fundación. Al respecto, el economista Lautaro Moschet, dijo que la crisis que estamos atravesando presenta varios frentes de batallas y el tipo de cambio es una medida de la salud que presenta la economía. “En la medida en la cual comencemos a ver que efectivamente el gobierno logra encausar las cuentas fiscales y sanear el Banco Central, el mercado interpretará que el riesgo de un estallido es menor y que la nueva administración se mueve en sentido acorde a fortalecer nuestra moneda, provocando un descenso del tipo de cambio en términos reales”, finaliza.