Atender la salud mental no siempre fue una prioridad en nuestro país e incluso en el mundo. Está claro que en las últimas décadas ese cuidado ganó la importancia que necesita realmente. Enfermedades como la depresión o la ansiedad fueron tomadas más en serio en base a las estadísticas: cada vez más gente las sufrían y era más difícil atacarlas. En 2010, por ejemplo, en Argentina se promulgó la Ley Nacional de Salud Mental número 26.657. Sin dudas se trató de un paso hacia adelante en esa materia.
Actualmente, la preocupación de algunos miembros activos en la lucha contra este padecimiento es que podría darse un paso hacia atrás. La ley ómnibus, enviada al Congreso de la Nación por el presidente Javier Milei, propone una serie de cambios en muchos aspectos que no dejaron a todos conformes. De hecho, varios sectores involucrados alzaron su voz y se pronunciaron en contra.
En Tucumán, la licenciada Fabiana Lávaque, presidenta del Colegio de Psicólogos, aseguró que con las reformas propuestas habría un fuerte retroceso en términos de salud mental. Si se llegara a aprobar, un juez puede determinar la internación de una persona sin previa evaluación de un equipo de salud, lo cual va en contra del procedimiento actual. “La ley actual de salud mental no prohíbe las internaciones, sino que las regula. Son el último recurso y sólo se justifica cuando hay un riesgo”, explicó. “Vamos a volver a la situación de los hospitales llenos de pacientes internados por orden judicial, no importa si el equipo de salud está de acuerdo o no”, agregó la licenciada.
La semana pasada, varios referentes expusieron su caso en Diputados, durante el tratamiento de la ley. Una de ellas fue Marina Charpentier, mamá del cantante Chano, quien padece severos problemas relacionados a la materia en cuestión. Allí, habló frente a los legisladores y luego frente a las cámaras, de la importancia de no trastocar la ley y de la participación del estado en el tratamiento de la problemática.
“No podemos hacer lo que el estado no hace. La salud mental actualmente es una pandemia. Si yo no hubiera podido internar a mi hijo, mi hijo estaría muerto. Yo lo pude internar de forma privada y porque cuento con los recursos, pero ¿qué hacen las madres que no los tienen?”, manifestó.
La situación preocupa a todos y aún con la actual ley parece haber muchas cosas para atender. Si bien dicen cosas distintas, tanto Lávaque como la mamá de Chano insisten en que la modificación de la ley sería dar un paso atrás. Y hacerlo en esta materia, a la que tanto le costó ganarse el “respeto” de la sociedad y el espacio en las charlas -ya que era un tema tabú- parecería un pecado.
El tema se replica en todos los ámbitos. En una reciente entrevista con LA GACETA, por ejemplo, el ex arquero de San Martín, Juan Maguna, recordó el partido contra Atlético Concepción en junio de 1986, en el que cometió dos errores que derivaron en la derrota y eliminación del “santo” en un partido definitorio.
En ese partido, Maguna abandonó la cancha y nunca más volvió a jugar al fútbol. “En aquel momento sentí que por mí culpa San Martín iba a perder la clasificación, y eso me puso mal. Decidí irme, mis compañeros no me dejaban… El doctor (Luis) Semrik intentó consolarme y hacerme cambiar de opinión, pero no. Quería irme a mi casa y terminar con todo”, expresó Maguna. Sus palabras dejaron en claro la presión que la presión, en cualquier trabajo (pero sobre todo en uno que es seguido por miles y miles de personas) puede causar daños irreparables. Maguna pudo hablar del tema y confesar sus temores más de 20 años después seguramente porque ya no será tratado como un “loco”, sino como alguien que no soportó la presión y colapsó. Cualquiera que haya sufrido problemas en su salud mental podrá entenderlo.
El proyecto de la ley ómnibus fue retocado tras las críticas recibidas. Varios sectores fueron escuchados y pese a que nadie puede arrogarse el problema “más importante”, la salud parece siempre ir primero.