En tiempo de vacaciones se suelen visualizar con más potencia problemas que son permanentes, pero que al afectar a más personas parecen adquirir una relevancia distinta. Algo así ocurre con el estado de las rutas que unen Tucumán con Salta y con Jujuy. La traza viene sufriendo un deterioro muy notorio y la mayor parte de las obras que se le realizan no pasan de bacheos que, en temporada de lluvias y tránsito intenso, duran muy poco.

Si bien hay distintas alternativas para viajar a las otras dos capitales del NOA, nos vamos a concentrar en el camino más elegido. Aunque, en su mayor parte, es la misma traza, a lo largo del recorrido se superponen distintas rutas nacionales. Por ejemplo, si uno va a Jujuy, sale de Tucumán por la 9 hasta Rosario de la Frontera, donde aparece la 34. Se continúa en esta ruta hasta la provincia de Jujuy, donde quien se dirige a la capital toma la 66. Quien va a Salta, debe desviarse en la zona de Güemes hacia el oeste unos 40 kilómetros.

A pesar de ser una ruta altamente transitada, sólo cuenta con multitrochas en pocas zonas de su recorrido: 1- desde San Miguel de Tucumán a El Cadillal (25 km), 2- de Metán a Güemes (100 km), 3- de Cabeza de Buey a Salta (40 km) o bien 4- de Perico a San Salvador de Jujuy (30 km). En la provincia de Jujuy se está construyendo una autopista que unirá el río de las Pavas, en el límite con Salta, con la localidad de Perico. Pero los trabajos llevan paralizados varios años. El Gobierno de Gerardo Morales culpaba a la administración nacional de Alberto Fernández por no enviarle los fondos a raíz de diferencias ideológicas y políticas. Ahora, el ajuste llevado adelante por la gestión de Javier Milei tampoco permite visibilizar un panorama optimista respecto de la concreción de esta obra.

Una de las zonas más afectadas es la que se encuentra entre Rosario de la Frontera y Metán. Se trata de una treintena de kilómetros en el que convive el tránsito pesado de cualquier ruta nacional con el urbano y el rural de una zona ganadera y agrícola por excelencia. Así, no es raro toparse con enormes máquinas agrícolas que se trasladan lentamente entre camiones de gran porte, ómnibus de larga distancia, camionetas, autos, motos y hasta bicicletas. En las banquinas no es raro observar caballos que pastan atados, perros y gallinas.

Por estos días, la traza en ese sector presenta baches, desniveles y deformaciones. En su mayoría, producto del peso de los vehículos que deben circular, en muchos casos, a baja velocidad debido al tránsito intenso.

No es el único tramo afectado. La autovía que une Metán con Güemes presenta problemas similares en distintos lugares, especialmente en los carriles lentos,que son los que utilizan camiones y ómnibus.

En el trayecto tucumano, los mayores problemas se presentan por el tránsito pesado: no es raro observar vehículos viejos y en mal estado que circulan a baja velocidad y que generan largos “trencitos”. Lo llamativo es que estos autos y camionetas que a simple vista no pasan una VTV no sean detenidos por los controles policiales que suelen apostarse con frecuencia en la zona de Tapia, Ticucho y Choromoro, entre otros sectores.

La obra inconclusa de la autopista en Jujuy también genera inconvenientes y demoras. Hay varios desvíos que en horarios pico suelen verse colapsados y son pocos los que respetan las normas de tránsito.

En 2015 se había producido un escenario similar. La administración de Cristina Fernández de Kirchner había dejado el camino en un estado deplorable. La gestión de Mauricio Macri lo fue mejorando paulatinamente. En las postrimerías de la gestión kirchnerista de Alberto Fernández, el deterioro se repitió. La pregunta es ¿qué ocurrirá ahora, con Javier Milei en el Gobierno?

Creemos que este camino -un corredor productivo y turístico muy importante que comunica con la ruta que conduce al Pacífico- debe ser mantenido en muy buen estado. De esa manera, se resguardarán vidas y se bajarán costos.