Después de la trágica muerte de sus padres, Alice se va a vivir con su tía a Wonderland, la palaciega casa familiar. Allí será testigo de eventos cada vez más perversos y comenzará a ver figuras extrañas que la conducirán hacia un lugar oscuro habitado por pesadillas y criaturas terroríficas.

Este es el argumento de una macabra versión de “Alicia en el país de las maravillas”, el relato clásico y conocido de Lewis Carroll, que se estrenará hoy en los cines tucumanos. Renombrada explícitamente “Alicia narrada en el país de las pesadillas” y narrada dentro del género de terror slasher (con crímenes violentos, mutilaciones y mucha sangre en pantalla) por el director Richard John Taylor, el filme se aleja definitivamente de la niña inocente que entra en un mundo surrealita fantástico, que varias veces fue abordado por el cine y el teatro.

Esta inquietante propuesta se vincula con la idea original en que ambas buscan transportar al espectador a un mundo donde la realidad se mezcla con la ficción. Una lo hace desde el ensueño y sus personajes inocentes; la novedad de hoy, desde el más retorcido horror y sin atisbos de bondad alguna.

Con la presencia de Rula Lenska, Steve Wraith y Jon-PaulGates en el elenco, la oscura reinterpretación de la novela infantil reivindica que en el mundo onírico que había descripto Carroll había suficientes imágenes extrañas e inquietantes como para invitar a ser leída desde otro enfoque. De ahí que el subtítulo sea “No sigas al conejo blanco”, como forma de advertirle a la niña protagonista de un destino tenebroso.

El preámbulo de la película es un libro-juego homónimo, en el que los participantes pueden guiar a Alicia a través de un paisajes siniestros: en cada movida se decice qué camino tomar, qué riesgos enfrentar, en quién confiar y cuál es el enemigo a vencer. Entrar en ese mundo peligroso puede no tener una salida.

Esa nueva mirada fue posible cuando el texto de Carroll pasó a ser de dominio público, lo que permite que sus habitantes puedan tener un despliegue diferente del pensado por el autor, sin consecuencias legales. Ya ocurrió el año pasado con “Winnie Pooh: Miel y sangre” y seguirá durante 2024 con otras producciones de la mano de Terrorífico Films, la distribuidora que anticipa para marzo “Jack en la caja maldita” y luego “Curse of Cinderella”. ¿Seguirá el inofensivo Mickey Mouse ese mismo camino siniestro, ahora que los derechos son libres?

Venganza en marcha

Adam Clay es un apicultor que lleva una vida tranquila cuidando sus abejas después de haber superado su agitada vida anterior. Sin embargo, su existencia pacífica toma un giro inesperado cuando su vecina anciana es víctima de estafadores virtuales, y pierde todos sus ahorros, con consecuencias trágicas.

Antes de su retiro, Clay integraba los enigmáticos Beekeepers, un grupo de élite que trabaja sin restricciones para proteger la sociedad en situaciones extremas de emergencia nacional. El incidente lo impulsa a volver a la acción, decidido a buscar justicia para su amiga y a exponer una red de estafas mortales orquestada por una poderosa organización. Cuando descubre que todo es una pantalla y que detrás de ella están las más altas esferas del Gobierno, en una conspiración de consecuencias impensadas

La trama de “Beekeeper: sentencia de muerte” (escrito por Kurt Wimmer) gira alrededor de lo que puede hacer Jason Statham, epítome del cine de acción actual, quien está secundado por Josh Hutcherson bajo la dirección de David Ayer, el mismo responsable de “Escuadrón suicida”. En el elenco también figuran Jeremy Irons y Emmy Raver-Lampan.

Debutante

El aclamado y premiado director francés de fotografía Benoît Delhomme asume la conducción plena de su primera película en “Instinto maternal”, nada menos que con Anne Hathaway y Jessica Chastain como antagonistas en esta producción de suspenso y thriller psicológico, sobre la relación de dos amigas.

Al comienzo, Alice y Celine viven un estilo de vida tradicional con esposos exitosos (interpretados por Josh Charles y Anders Danielsen Lie) e hijos de la misma edad, mientras transcurre la década de 1960. La perfecta armonía de sus vidas se rompe repentinamente después de un trágico accidente. La culpa, la sospecha y la paranoia se combinan para deshacer su vínculo fraternal de estas amas de casa que descubren que no tenían sus vidas resueltas, como lo aparentaban.

La realización es una remake del filme galo del mismo nombre de 2018, que dirigió Olivier Masset-Depasse sobre la novela “Detrás del odio”, de Barbara Abel, quien lo reescribió para el cine en esta producción junto a Sarah Conradt.